domingo, 4 de julio de 2004

Una iglesia a la vera del camino real

Juan Carlos Díaz Lorenzo *
Fuencaliente

La ermita de San Antonio, en Fuencaliente, que data del siglo XVI, se erigió en parroquia el 24 de julio de 1832

Las referencias más antiguas que se conocen indican que la iglesia de San Antonio Abad, en Fuencaliente, fue durante bastante tiempo una humilde ermita anexa a la parroquia de Mazo y su antigüedad se remonta, como mínimo, hacia 1522, pues el 16 de enero del citado año, el licenciado Calderón, nombrado por el obispo Juan de Salamanca, autorizaba cuentas de su mayordomía. El 17 de enero de 1552 recibió la visita del obispo de Marruecos, Sancho Trujillo, nombrado visitador de estas islas por el obispo de Canarias fray Francisco de Cerdá, hijo de los Condes de Cabra y que había sido uno de los asistentes al célebre Concilio de Trento.

En 1579 aparecen varios documentos referidos a la ermita, al igual que en años sucesivos, relativos a limosnas, donaciones e inventarios de la administración del templo. Diez años después, Fernando Suárez de Figueroa, obispo de Canarias, en su visita a la Isla de La Palma, "dixo que por cuanto la hermita del Sñor Sant Anton de la Foncaliente está lejos de la ciudad y en parte remota, que no se ha visitado por ningún Obispo ni visitador; que mandara e mando que Pedro Sielves, Mayordomo de la Sa. hermita venga a ésta a dar quenta de los maravedís que obiere rescibido e gastado por la dicha iglesia".

Se trata de una construcción de un solo cuerpo y son sus principales dimensiones 22,65 metros de largo y 6,65 metros de ancho. El presbiterio tiene forma rectangular y mide 10 metros de longitud. El techo es de cáñamo encalado, modalidad que se usa en Canarias desde comienzos del siglo XVII, pues con anterioridad -como explica la historiadora María del Carmen Fraga- se prefería el empleo de armaduras mudéjares.

Con el paso de los años, la iglesia ha sido objeto de diversas reformas. En 1603 el mayordomo hizo constar que se habían pagado 350 reales a los albañiles que hicieron los lienzos de las paredes, que hasta entonces eran de tablas, lo que no es extraño, puesto que las primeras edificaciones del Archipiélago fueron cabañas de mampuesto, madera y paja. En esa misma fecha los carpinteros cobraron el importe de su trabajo por cubrir la ermita, siendo también encalada.

El arco de la puerta se fabricó hacia 1625. Dos años después, en una de las frecuentes incursiones que los vecinos de Fuencaliente sostenían con los moros y piratas que frecuentaban las costas "cogieron uno vivo, después de haber dado muerte á otros, y habiéndolo vendido, aplicaron su valor á aderezar la ermita, lo que verificaron, cubriéndola de tejado, encalándola y retocando también la imagen del Santo Patrono...".

La cita, que corresponde a Juan Pinto de Guisla, se complementa con una anotación en uno de los libros de cuentas del archivo parroquial de Mazo, que dice que "aún existe en la ciudad una familia oriunda de Fuencaliente que lleva el apellido o apodo Matamoros por haberse distinguido en las peleas con esos bárbaros".

En 1639, en tiempos del obispo Pedro Dávila y Cárdenas, la ermita estaba en obras de reedificación y en esa misma época se escuchó por primera vez el tañido de la campana, gracias a una donación del maestre de campo Juan de Sotomayor Topete.

Entre 1730 y 1734 se realizaron nuevas obras de reedificación, en las que intervinieron los maestros pedreros Domingo Crespo -autor del arco de la puerta-, José de los Santos Marta, Pedro Alonso, Juan Rodríguez Marta y Luis de Fuentes, respectivamente, así como el carpintero Manuel Gómez, aunque los trabajos se prolongarían hasta 1745.

Creación de la parroquia
El 18 de agosto de 1826, los vecinos del pago de Fuencaliente remitieron a la autoridad eclesiástica el primer escrito en el que pedían la segregación de la parroquia de Mazo, alegando diversas razones de lejanía del párroco para la administración de los sacramentos.

En febrero de 1829, el obispo Luis Folgueras, condicionaba la solución efectiva de la petición vecinal al anuncio de una visita pastoral. En febrero de 1831, fecha en la que el obispo estaba en La Palma, tres vecinos de Fuencaliente, Antonio Hernández Cabrera, segundo diputado del lugar de Mazo, José Hermenegildo Hernández y José de Paz Camacho, se dirigieron al prelado pidiéndole que "teniendo en consideración las justas causas y poderosos motivos que animan nuestra solicitud, se sirva llamar a la vista el expediente de esta razón, y llevar a cabo sus sabias y paternales disposiciones de la materia, merced que esperamos con Justicia de la acreditada justificación, y notoria piedad de V.S.I".

En diciembre de 1831, el obispo manifiesta que siendo su deseo dar curso y concluir la solicitud de los vecinos de Fuencaliente, "habiendo tomado en la visita de los pueblos de esta Isla los informes conducentes al fin, no siendo necesario por lo mismo la visita de local del pueblo, que se verificará a su tiempo, aunque muy de paso por no permitir otra cosa las circunstancias; notando por otra parte la morosidad de aquellos vecinos, y su descuido en solicitar el allanamiento de las dificultades que aún subsisten sin evacuar", ordenó que "a la mayor brevedad otorguen los instrumentos correspondientes para la dotación y subsistencia de la parroquia que se trata de establecer, según y conforme lo han prometido, poniendo en poder de la persona que les parezca el dinero, para los ornamentos y vasos sagrados que les falta, con todo lo demás".

Del cumplimiento del expediente se encargó el comisionado Antonio del Castillo Gómez, beneficiado de la parroquia de El Salvador. En abril de 1832 giró una visita al pago de Fuencaliente, cumpliendo la disposición del obispo, mostrándose complacido y "comprobando la insinuada docilidad del auditorio, la ratificación de sus promesas que ofrecieron poner ejecución por medio de instrumentos públicos que asegurasen la subsistencia de la deseada parroquia, por que con tanto anhelo han suspirado".

Durante el mes de julio, el visitador Pedro Acevedo visitó la localidad e hizo constar que "examiné pago por pago el territorio que contiene la feligresía que debe comprender la parroquia de San Antonio Abad de Fuencaliente (…) y todo convence de la urgente nesesidad de que se realice la división y separación de aquel territorio, según y como lo han solicitado aquellos vecinos".

En la segregación de la parroquia jugó un papel importante el beneficiado de Mazo, José Guerra. En un oficio enviado al obispo, dice que "en Foncaliente es de primera nesesidad que la ermita de S. Antonio Abad se erija en parroquia, pues un rebaño que consta de mil obejas, cuyo pastor reside a cinco leguas de distancia ocupado en el cuidado de otras quatro mil es imposible esté bien guardado (…). Estas mil ovejas se hallan esparcidas en los pagos siguientes: Canarios, que es el paraje donde esta situada la ermita de S. Antonio Abad, tiene ochenta y siete almas. Indias, que queda al mediodía, cuatrocientas noventa y cinco. Quemados, al Sur, tiene noventa y Tablado y Caletas trescientas treinta y tres, según resulta del mapa topográfico que se halla en el expediente. No es extraño, Illmo Sr., que en esta situación se vean estos vecinos en los mayores apuros en la conducción de los cadáveres a Mazo, que si es en el tiempo de invierno impiden las lluvias la pronta conducción, y si en el verano con los calores llegan tan corrompidos los cadáveres que con dificultad se les puede dar sepultura, y por los mismos motivos están imposibilitados de traer los infantes a bautizarlos sin exponerse a que perezcan; todo esto Illmo. Sor. se halla probado en el expediente y convencen hasta la evidencia que no debe dilatarse por más tiempo esta división y separación, que otros pueblos han conseguido por los años de 1735 sin tan relevantes motivos".

Finalmente, el 24 de julio de 1832, encontrándose el obispo Luis Folgueras y Sión de visita pastoral en La Palma, se resolvió definitivamente el auto de creación de la parroquia de San Antonio Abad.

En el citado documento, de gran valor histórico, el prelado manifiesta que "para mayor servicio de Dios y aumento de su culto, bien y provecho espiritual de aquellos vecinos y pronto remedio de los males que por tanto tiempo han sufrido", concede la separación de la parroquia de Mazo y la creación de la parroquia de San Antonio Abad, "cuyos límites serán por abajo el mar, por arriba las Cumbres, por el Norte el malpaís del Monte de Luna, y por el otro lado el Malpaís que nombran del Charco bajo y divide esta feligresía de la de los Llanos; la que se ha de regir y gobernar por párroco propio, pero ad nutum abible, por ahora, a quien S.S. Illma. despachará el correspondiente título. Entendiéndose que la nueva parroquia es de la misma naturaleza que las demás de esta clase, sin dependencia de la de Mazo, a la que sólo le queda un reconocimiento de honor en prueba de la cual estará en el arbitrio del Vene. Beneficiado de Mazo en el día de la fiesta del Patrono, que se hace el diez y siete de Enero, pasar a celebrar y hacer el oficio, avisando con anticipación y por escrito a aquel párroco para que lo tenga entendido".

"Y a consecuencia de la erección que va hecha, el dia veinte y nueve del corriente Dominica Séptima por Pentecostés el Ven. Cura que interinamente nombraremos para la dicha parroquia de S. Antonio Abad de Fuencaliente -que fue Antonio Silva y Arturo- dejará colocado en ella el Santísimo Sacramento solemnizándose la función con Misa Cantada y procesión en que se saque expuesta la Magestad; de todo lo cual se pondrá testimonio que lo acredite en lo sucesivo".

Otros aspectos
La iglesia tiene una airosa espadaña, hecha en piedra de cantería, que se terminó de fabricar en 1866, en virtud del testamento de Antonio de Paz Camacho -otorgado el 24 de octubre de 1864-, en el que dejó un donativo de 1.000 pesos "y que si sobraba alguna cosa se invirtiere en la que más necesitase dicha parroquia".

Gracias a la generosidad de otros hijos de Fuencaliente residentes en Cuba, Manuel García y Vicente Hernández Cabrera, donadas por éstos llegaron las nuevas campanas, que fueron instaladas en el campanario el 18 de agosto de 1867.

En 1901 la iglesia de San Antonio fue objeto de otra ampliación, sin que por ello perdiera su carácter humilde. En dicho año, el presbítero José Antonio Brito constituyó una Junta Patriótica con la finalidad de recabar fondos para ensanchar y restaurar el templo, situado a la vera del camino real que enlazaba la capital insular y los pueblos del valle de Aridane.

La corporación municipal respaldó la iniciativa y en septiembre del citado año adoptó un acuerdo en el que excitaba "el celo del vecindario y su patriotismo para que voluntariamente contribuyan con las prestaciones necesarias para el ensanche de la Iglesia parroquial y plaza pública, que actualmente se lleva a efecto por subvención vecinal".

Pese a sus limitados recursos, el pueblo fuencalentero respondió a la petición con generosidad y con el apoyo e influencia del secretario de la corporación local, Luciano Hernández Armas, los trabajos dieron comienzo en las semanas siguientes.

Las obras, sin embargo, tuvieron sus altibajos y enfrentaron al cura y el Ayuntamiento. El pleno, reunido el 8 de junio de 1902, informó de la decisión del párroco Tomás Brito, de que "á causa de la carencia de fondos para sufragar los gastos que exige la reedificación de nuestro templo parroquial y saldar los compromisos contraídos con dichas obras, se ha visto en el desagradable paso de tener que suspender dichas obras hasta que varíen las circunstancias que le han impulsado a tomar dicha determinación".

La corporación no ocultó su desagrado por este hecho y así lo hizo constar: "Que el Sr. Cura, de por sí y sin acuerdo de la Junta Patriótica, haya tomado la indicada determinación que ocasiona un lamentable conflicto que se podía haber solucionado si se hubiere puesto de acuerdo con la Junta, que ha reunido cantidades de consideración, que han de pasar de siete mil pesetas y que se le han entregado a dicho Sr. Cura como tesorero de la misma, y con el fin de evitar cuestiones desagradables, que por lo pronto no se dé ninguna queja del Sr. Obispo acerca de este asunto".

Solucionado el malentendido, el 10 de febrero de 1904 se celebró la solemne función religiosa de su inauguración, que estuvo presidida por el arcipreste de La Palma, José Puig y Codina, en la que predicó "un elocuente discurso" el cura párroco de la villa de Breña Alta, Elías Pérez Hernández.

La crónica del periódico "La Solución" agrega que "la concurrencia fue numerosísima". El ayuntamiento pleno, presidido por el alcalde Antonio de Paz Armas, había acordado en sesión plenaria anterior "concurrir en corporación" a la bendición del templo parroquial.

La cubierta se recubrió en su interior con un falso techo decorado con varios crípticos, que corresponden a los evangelistas Marcos, Mateo, Lucas y Juan, así como una alegoría a San Antonio Abad, pinturas que fueron realizadas y firmadas por el pintor Ubaldo Bordanova el 23 de enero del citado año.

* Juan Carlos Díaz Lorenzo es Cronista Oficial de Fuencaliente.

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