domingo, 19 de junio de 2005

Un vigía pétreo sobre el Atlántico

JUAN CARLOS DÍAZ LORENZO *
FUENCALIENTE

El Roque de Teneguía se encuentra en un paraje próximo, aunque a una altura superior, al lugar donde estuvo ubicada la histórica Fuente Santa y descansa sobre una profunda capa de basalto olivínico. Hasta su base llegó la lava del volcán de San Antonio, en los días finales de la erupción de 1677. Concurren en él varias circunstancias que lo destacan no sólo como referencia topográfica, sino también como lugar de elevado interés científico, al conjugarse en él aspectos geológicos, botánicos, literarios y arqueológicos.

Situado a unos 418 metros de altitud sobre el nivel del mar y en la falda SW del volcán de San Antonio, el Roque de Teneguía es de fonolita haüynica y de color pálido amarillo-rosado. Se trata, desde luego, de una formación geológica muy antigua, al que se le calcula una edad aproximada de unos 600.000 años. La palidez de la roca contrasta notablemente con el negro de las lavas vecinas, de ahí que autores como Hausen no duden en calificarlos como monumentos gastados y castigados por el viento. Luis Diego Cuscoy se refería a las "fuentes calientes" que se producen en el Roque de Teneguía y que consideró causadas por la radiación permanente de fuentes magnéticas de calor.

El Roque de Teneguía es, además, una importante estación de petroglifos. En opinión del citado autor, que los estudió con detalle, la mayoría de los temas -espirales, meandros, laberintos, líneas serpentiformes, etcétera- pueden tomarse como símbolos de agua.

La cara oriental del Roque es la que ofrece mayor interés arqueológico, por encontrarse en ella los petroglifos, y asciende hasta la cima en suave pendiente. La superficie es muy irregular a causa de la caprichosa disposición de las rocas y por estar resquebrajada. La base mide unos 55 metros, 36 metros de Este a Oeste y unos 80 metros de Norte a Sur, tomando las medidas en la parte superior del Roque. La superficie, aproximadamente trapezoidal, es de unos 2.000 metros cuadrados.

El acceso al Roque de Teneguía se hace por una pista que bordea la falda del volcán de San Antonio y se desvía al cráter mismo del volcán de Teneguía. De Los Canarios al Roque hay, aproximadamente, 5,5 kilómetros, aunque los últimos 500 metros hay que hacerlos a pie sobre el manto de lapilli. Esta eminencia rocosa es visible desde el Sur y Oeste y sirvió como punto de referencia para los pescadores y la navegación de cabotaje.

El estado en que se encuentra, roto y resquebrajado, no sólo por los seísmos que acompañan a las erupciones volcánicas, sino también porque el Roque fue durante siglos la cantera de la que los vecinos de Los Quemados, Las Indias y de otros lugares extrajeron la piedra para construir sus casas. Y es que la piedra del Roque era el único material disponible en Fuencaliente para la construcción de casas, ya que el resto del suelo estaba cubierto de lavas, cenizas y arenas. Se calcula que la extracción de piedra pudo comenzar a principios del siglo XVI, fecha que nos aproxima al nacimiento de las primeras casas en Los Quemados y Las Indias.

Hace ahora algo más de tres décadas, el Roque de Teneguía estuvo a punto de desaparecer. En el mes de marzo de 1970, un grupo de jóvenes de Fuencaliente -Juan José Santos Cabrera, su hermano Octavio (fallecido), Rosa Díaz Martín, Toña Carballo Pérez, Juan Luis Curbelo Pérez y Rafael Díaz Pérez- visitaron al director del Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife, Luis Diego Cuscoy, mostrándole unas fotos del lugar y trasladándole la alarmante noticia de su inminente desaparición, al haber sido trazado por aquel lugar el paso del canal Barlovento-Fuencaliente, que debía pasar justo a la altura del Roque. Las obras se encontraban en una fase muy avanzada, hasta el punto de que ya se aproximaban a la base del Roque y, además, éste había sido minado y su voladura se iba a realizar en fechas próximas.

La noticia justificó la alarma de Luis Diego Cuscoy -eminente profesor y gran enamorado de Fuencaliente- quien, de inmediato, informó de la situación al comisario general de Excavaciones Arqueológicas, Martín Almagro. Su rápida gestión decidió la inmediata intervención del director general de Bellas Artes, Florentino Pérez Embid, quien telegrafió al alcalde de Fuencaliente, Emilio Quintana Sánchez, en los siguientes términos:

"Ordeno detengan obras hidráulicas que afectan paraje Roque de Teneguía. Deberán realizarse según instrucciones director Museo de Tenerife, señor Cuscoy".

Las obras se detuvieron y el Roque de Teneguía pudo salvarse con el impresionante conjunto de grabados que existe sobre sus piedras, en las que por entonces. Luis Diego Cuscoy realizó dos campañas, entre 1970 y 1971 respectivamente, obteniendo calcos y fotografías, así como un estudio de técnicas y patinas, además de realizar diversas excavaciones.

Como se cita, en el Roque de Teneguía son importantes los grabados de interés arqueológico. Su cara oriental está totalmente cubierta de estos elementos, que aparecen agrupados o aislados y, en su conjunto, forman más de un centenar de temas, constituidos por espirales simples, dobles y acorazonadas, laberintos espiraliformes, meandros, círculos simples y múltiples, arcos múltiples, óvalos y temas lineales esgrafiados. Algunos temas aparecen superpuestos. La técnica utilizada es la del picado y deslascado. No se puede precisar su cronología y tampoco puede excluirse una afinidad temática, tipológica e incluso estilística con los grabados africanos de Uad Yerat, Uad Djorat, Oukaimeden, Koudiat, Talat N’ Lisk, etc., aunque sí cabe relacionarlos -lo que sucede también con otras estaciones de La Palma- con grabados del grupo atlántico.

Desde el punto de vista botánico, es preciso señalar que en el Roque de Teneguía habita la Centaurea Junoniana, llamada también cabezuela y que fue descubierta en 1945 por Sventenius, quien, al mismo tiempo, redescubrió los grabados rupestres que cubren las rocas del Teneguía.

Siguiendo las enseñanzas de este autor sabemos que existen dos grupos de centáureas, es decir, las especies del grupo rubriflorae y las del grupo flaviflorae. Las centáureas que viven aferradas a las grietas del Roque pertenecen al primer grupo "y se limitan a formaciones geológicas más recientes". Como dato significativo hay que señalar que no existe otro lugar de La Palma donde habite esta flor y que el Roque de Teneguía es su último refugio.

Cuando a finales del siglo XV Hernán Peraza desembarcó en la costa occidental de La Palma, lo hizo por el cantón de Tihuya, según Torriani. El profesor Alejandro Cioranescu dice que en el manuscrito de aquél, en vez de Tihuya aparece Teuguía. En el documento de Torriani, donde se relata la erupción de 1585, encabeza así el relato: "Del nuevo volcán de La Palma, o Monte Teguseo nacido".

Hasta nosotros ha llegado el topónimo Teneguía, que el vocabulario de Juan Bautista Lorenzo ofrece, con Teniguiga, como variantes de Teniquisguan: "hijo de piedra" u "hombre de corazón duro". El primer elemento, para Álvarez Delgado, sería tenique-piedra, el segundo guan-hombre. Sin embargo, no cita Teneguía, lo que sí hace Wölfel, que toma la forma de otros vocabularios.

Wölfel estudió todas estas voces de manera agrupada incluyendo Tenisca -nombre de barranco, montaña y famoso guerrero indígena- y Tenisque -nombre de barranco- e intentó establecer un poco de orden. No le parece acertado el análisis antroponímico realizado por Álvarez Delgado, lo que le lleva a considerar si teneguía y teniguiga son variantes de teni(s)quisguan, "si bien el lingüísta austríaco está persuadido de que subyace alguna confusión en las formas, a lo que se debe añadir el desconocimiento de las razones que tiene Juan B. Lorenzo para realizar esta identificación.

Sin excluir la existencia de un topónimo indígena que una correcta grafía diera como Teguseo, Teuguía, sin embargo, nos acerca a Teneguía y pudo indicar lugar predegoso, roquedal o roque eminente, con lo que se corresponde el último topónimo.

Si el primer elemento parece indicar piedra, el segundo no se puede relacionar con agua a través de las voces palmeras que hacen referencia a ella; Adeyahamen: bajo el agua; adijirja: regato, riachuelo; tabercorade: agua buena; tagargigo: agua caliente; Gehevey: El Charco -"El Charco, que antiguamente llamaban Gehevey"-. La única forma que parece atractiva es la de tagargigo, sobre todo por lo que expresa.

Según explica la profesora Carmen Díaz Alayón, en su interesante trabajo Materiales toponímicos de La Palma, la voz geográfica Teneguía cuenta con un paralelo notable: Tenejía(s), nombre de un roque en la costa de Las Carboneras, en Anaga (Tenerife), de características parecidas al accidente de La Palma, lo que prueba, de una parte, la autenticidad de la forma Teneguía y de otra, la evidente existencia de una comunidad lingüística relativamente uniforme en las Canarias prehispánicas.

Hasta el momento, una de las primeras referencias al Roque Teneguía que hemos encontrado se encuentra en la escritura pública otorgada el 29 de agosto de 1582, en la que el propietario de los terrenos de la comarca, Hernán González de Justa -que los había adquirido en 1580 a los hijos menores de Pedro Riveros-, los vendió a su hijastro Juan Sánchez y a sus yernos Pedro Yanes y Domingo Pérez, incluyendo las casas, cuevas, corrales y estanque de madera de tea para recoger el agua (ver DIARIO DE AVISOS de 12 de junio de 2005).

Según se hace constar en el protocolo otorgado ante el escribano público Domingo González, con residencia en la capital insular, se indica, entre otros conceptos, que "de hecho y de derecho en cualquier manera y lindamiento todas las tierras del dicho término y asiento y sitio, cuevas, casas y tanque, por un lado el Malpais, arado, y por el derecho de la mar a la sierra y, por el otro lado, el Roque de Tiniguiga, derecho de mar a sierra, y, por abajo, la mar y, por arriba, la sierra...".

Estos terrenos fueron adquiridos en 1619, por escritura otorgada el 27 de octubre del citado año, ante el escribano Tomás González, por el sargento mayor Diego Vélez de Ontanilla, regidor de La Palma, que incrementó su propiedad con los trozos adquiridos en Los Quemados en 1624. En estas propiedades de la opulenta familia establecida en La Palma se produjo en 1677 la erupción del volcán de San Antonio, cuya lava sepultó la Fuente Santa.

En el citado documento se hace constar que "... halláis de quedar y quedéis por señores de todas las tierras y término, que están y se deslindan desde el filo del Lomo de La Castellana hasta dar y llegar a la cumbre y cierra, y descendiendo por él hasta la parte de abajo, donde se acaba el dicho Lomo y de allí, viniendo a dar al Barranquito que pasa por junto al asiento, que dicen de Sancho de Villagarcía; y de allí viniendo hacia la parte del Lomo Gordo por un camino, que viene por debajo del bardo de la tierra que yo, el dicho Melchor Pérez, siembro viniendo por el dicho camino hasta estar en el derecho del Roque de Tiniguiga y del cabo y fin de él de hacia el Lomo Gordo yendo por el dicho Roque hasta la mar y, por la otra, al malpaís arado y, por abajo, la mar y, por arriba, la cierra y cumbre, para que, en ello, podáis sembrar y traer vuestros ganados..."

Del acta de posesión de la propiedad entresacamos los párrafos más destacados, en los que se aporta algunos datos de interés:

"... y el dicho alguacil (de Mazo, Mateo Martín) les llevó, de allí, hacia el Roque de Tiniguiga, hasta dar y llegar a la corriente del Barranco que desciende por junto al asiento, que dicen de Sancho de Villagarcía, y, dándole la posesión de aquel lindero, les llevó un poco hacia abajo, por el dicho Barranco y de allí les trajo por el camino, que atraviesa por sobre el dicho Roque de Tiniguiga por debajo de un cercado de tierras de pan sembrar que allí tiene hecha el dicho Melchor Pérez hasta estar en el dicho camino sobre el dicho Roque, y derecho hasta allí...".

Otro de los registros antiguos obtenidos de este topónimo se refiere a un documento de 1774, en el que se hace constar que "... en otro término de foncaliente aonde llaman los quemados, de la pared del time en alamar, q. linda p.r arriva con valdios q. alli les quedaron, p.r avajo el mar, p.r un lado q. es el que mira asi a las Indias, y p.r el otro el Roque de Tiniguaia..."

Viera y Clavijo cita que "si los lugares de Los Sauces, Argual y Tazacorte eran ya célebres por sus trapiches de azúcar, no lo era menos Mazo, por su fuente medicinal que decían Foncaliente, a cuyas aguas saludables corrían de diferentes partes de Europa muchos enfermos". Por último, otro documento de 1879 refleja la forma Tiriguia, variante que se puede referir más a factores geográficos que a otras razones.

Desde el 16 de noviembre de 1994, el Roque de Teneguía está incluido en el espacio natural denominado "P-10 Monumento Natural de los Volcanes de Teneguía", de acuerdo con lo previsto en la Ley de Espacios Naturales de Canarias, con una extensión de 857,4 hectáreas. Asimismo, en la misma época, el Cabildo Insular de La Palma lo declaró Bien de Interés Cultural.



* Juan Carlos Díaz Lorenzo es Cronista Oficial de Fuencaliente.

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