Recopilación de artículos interesantes sobre ciencia, transporte y tecnología.
domingo, 8 de mayo de 2005
El último viaje de la goleta "Benahoare"
Juan Carlos Díaz Lorenzo *
Fuencaliente
En la historia de la emigración clandestina a Venezuela ocupa un lugar destacado la expedición del velero Benahoare, de cuyo viaje acaban de cumplirse recientemente 55 años. Pese al tiempo transcurrido, el nombre de este barco pervive en la memoria de muchos palmeros y la voz popular, entonces como ahora, lo sigue recordando como "el yate de don Armando".
Porque, en efecto, el último de los veleros construidos en La Palma fue la goleta Benahoare, propiedad de Armando Yanes Carrillo, uno de los personajes más destacados de la primera mitad del siglo XX. Javier Díaz Sicilia, en su libro Al Suroeste, la libertad, dice que "aún tengo presente en mi memoria las cuadernas de la Benahoare, cuando de la mano de mi abuelo materno, Manuel Sicilia Duarte, visité el pequeño astillero de Bajamar".
El aparejo de la embarcación estuvo a cargo de Florencio Pérez y de Esteban Medina. El 21 de marzo de 1948 se celebró el acto solemne de su botadura, en medio de una gran expectación, con gentes venidas de toda la isla. Era un buque de casco de madera, de 22 metros de eslora, 5,35 de manga, y tres de puntal, con un arqueo bruto de 62 toneladas. Estaba equipado con un motor auxiliar Thornycroft, de 145 caballos, que le daba una velocidad de siete nudos con buen tiempo.
Personajes entrañables de la capital palmera en aquella época, como Guarino, el barbero; Régulo Arocena y el capitán Miguel Sosvilla, entre otros, fueron asiduos acompañantes de Armando Yanes en los primeros viajes del velero a Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, donde fue muy visitado y su propietario recibió grandes elogios.
De las cualidades marineras del pequeño velero, escribe el propio Armando Yanes en su libro Cosas viejas de la mar, "en esta obra creo haber logrado obtener también las mejores y mayores condiciones marineras que igualmente pude apetecer, pues se me presentaron varias ocasiones de probarlo y conocerlo en la mar, que es donde sólo pueden probarse los barcos, dejándome completamente satisfecho. Lo nombro y me refiero especialmente a él, por haber sido el último aquí construido y porque probablemente le tocará ser también el último de los que aquí se construyan ya, por haber desaparecido hasta los carpinteros de ribera que a estos trabajos se dedicaban, y sin ellos nada podrá hacerse".
Con anterioridad, Armando Yanes había construido otros tres buques, aparejados de balandra: Breñusca, en 1942, buque de 50 toneladas con un coste de 85.500 pesetas; María del Carmen, en 1943, de 20 toneladas, para la pesca, que costó 50.000 pesetas; la balandra Estrella de Oro, en 1944, de 30 toneladas y 75.000 pesetas.
Hasta marzo de 1950, la goleta Benahoare hizo viajes de recreo por el Archipiélago y después estuvo dedicado, durante un tiempo, al cabotaje, hasta que su propietario lo vendió para realizar el viaje clandestino a Venezuela.
Viaje a Venezuela
A mediodía del 19 de abril de 1950, la goleta Benahoare se hizo a la mar desde una pequeña cala próxima al faro de Fuencaliente, en la que embarcaron 150 hombres rumbo a Venezuela. Lo mandaba un profesional de la Marina Mercante, el patrón de altura Esteban Medina Jiménez, quien tuvo el detalle, para tranquilizar los ánimos de los expedicionarios, de informar a los pasajeros cada día, con una carta náutica en mano, de las millas recorridas y de las que restaban de la travesía, así como de su posición exacta.
Navegando a vela y motor, la goleta Benahoare hizo un promedio de 145 millas por singladura, a una media de seis nudos, de modo que cubrió la distancia entre La Palma y Venezuela en tan sólo 21 días de viaje.
Los alimentos y el agua potable embarcados resultaron suficientes. No obstante, a los quince días, y en previsión de lo que pudiera pasar, se ordenó un racionamiento del agua. El viaje de la goleta Benahoare fue el más rápido y agradable de la aventura de la emigración clandestina y la experiencia fue considerada como un auténtico "viaje de placer".
Cuando se encontraba próximo a las costas de Macuto, la goleta Benahoare fue abordada por una lancha de la Marina de Guerra venezolana, que le indicó el rumbo a seguir hasta La Guaira y el patrón, Esteban Medina, ordenó a la expedición que se aseara convenientemente.
El 10 de mayo de 1950, dos días después de la arribada del velero Nuevo Teide, la goleta Benahoare amaneció frente a La Guaira.
Al día siguiente, el periódico caraqueño El Universal titula: Negada la entrada a ocupantes de otro velero español, el cual llegó ayer al puerto de la Guaira.
"A un velero que llegó con 125 españoles indocumentados en la noche de antier al puerto, le fue ordenado por las autoridades de la Seguridad Nacional, ayer, continuar viaje. Al efecto, se le permitió reabastecerse de agua, que era lo único que le había escaseado durante la travesía de España hasta este puerto".
"Algunos de los ocupantes de esta nueva expedición fueron reacios a seguir hacia otro país. Pero finalmente, ante la disposición de las autoridades, se vieron en la obligación de acatar las órdenes al respecto. Según se pudo saber fijaron rumbo hacia Colombia, posiblemente a Cartagena, donde podrán arreglar su documentación con más facilidad que en Venezuela. Manifestaron a su vez que al haber alistado sus papeles en Colombia retornarán a La Guaira nuevamente".
Otra embarcación
"En lo relativo a la otra embarcación, que procedente de Las Palmas lleva en la rada cinco días con 286 inmigrantes indocumentados a bordo aún no se sabe cuál será la disposición gubernamental acerca de si los admitirían en el país o los rechazarán como han hecho con los ocupantes del Venahores (Benahoare). Corresponsal, G. Villasana".
La negativa de las autoridades venezolanas aparece reflejada en otra información del diario El Nacional, de la misma fecha: Un velero de Canarias con 150 inmigrantes indocumentados arribó a los Caracas anoche.
"Un velero con 150 tripulantes sin documentación recaló en las costas de Los Caracas, en este litoral, y en intento de desembarco clandestino les sorprendieron las patrullas marítimas de la Guardia Nacional".
"La embarcación fue remolcada a la rada de La Guaira (...) se supo, tanto por los tripulantes de esa embarcación como por aviso radiotelegráfico de un buque mercante norteamericano, que en alta mar, navegando en flotilla, se hallan cuatro veleros repletos de pasajeros indocumentados rumbo a las costas de Venezuela. Los tripulantes de esos veleros, en angustioso pedido, solicitaron auxilios del buque norteamericano, alegando que los alimentos y el agua se habían agotado después de un penoso y largo viaje".
"Las cuatro embarcaciones citadas deberán recalar en La Guaira o en otra región del Litoral en el curso de la presente semana. Se considera que más de doscientos hombres viajan en ellas. Todos proceden de las Islas Canarias".
Esteban Medina, el patrón del Benahoare en el histórico viaje, manifestó a este periodista, en una reunión mantenida en agosto de 1993, a bordo del yate Dora, en presencia de su hermano Sebastián, que la noticia del supuesto desembarco clandestino en la playa de Los Caracas era rotundamente falsa".
El diario La Esfera, en su edición del 11 de mayo, aclara un poco más la situación: "La Seguridad Nacional de este puerto prendió al capitán del Benahoarif, junto con la tripulación por considerarles responsables del viaje clandestino, tal y como ha venido procediendo con las tripulaciones de las goletas anteriores. Pero a última hora se informó que el capitán y los marinos del buque habían efectuado un arreglo convencional con la S.N., prometiendo que esta misma tarde zarparían nuevamente para dirigirse a algún otro país o al puerto de origen. Una comisión de detectives y la Guardia Nacional verificarán en tal virtud la partida esta tarde del Benahorif. Álvarez, corresponsal".
La goleta Benahoare, después de reabastecerse de combustible, víveres y agua, se hizo de nuevo a la mar, aunque, al amanecer del día siguiente estaba de nuevo en la bahía de La Guaira. La crónica de El Universal titula: Regreso a puertovelerno ‘Benahorif’ despedido por autoridades antenoche. El Nacional, ese mismo día, amplía la información: 125 españoles indocumentados trajo al país un barco velero. Drama en alta mar, 125 inmigrantes indocumenados se rebelaron y obligaron al capitán.
"125 tripulantes del velero Benahorif se amotinaron a bordo, en alta mar, amenazando al capitán de la embarcación hasta hacerle regresar al puerto de La Guaira. El velero que arribó hace tres días a las costas de Los Caracas, había sido remolcado a esta rada y después de ser reaprovisionado de agua y combustible fue llevado a alta mar para que tomase rumbo a Cartagena u otro puerto suramericano, puesto que ninguno de los tripulantes posee documentación legal para desembarcar en Venezuela. Después del motín, el atemorizado capitán volvió a La Guaira".
Motín a bordo
"El velero recaló a las tres de la madrugada, ante el regocijo de los tripulantes que hicieron entrada a puerto dando "¡vivas!" a Venezuela y diciendo que no estaban dispuestos a marcharse después de hacer un largo viaje en busca de trabajo. La dramática declaración de los tripulantes del velero ha originado un problema de difícil solución para las autoridades. El numeroso grupo de hombres que desean ingresar como inmigrantes espontáneos, en breve conversación con el corresponsal dijeron que la situación económica que estaban confrontando en Canarias les obligaba, materialmente, a emigrar hacia países suramericanos, especialmente Venezuela".
"Afirmaron que una libra de pan tiene un costo de 25 pesetas, y que los salarios para cada hombre por un día de labor, apenas llegaba a las 18 pesetas. Otros declararon que preferían quedarse como prisioneros hasta completar su documentación, antes de retornar".
"Se informó hoy (13), que otros cuatro veleros que zarparon desde puertos pesqueros de Gran Canaria y Tenerife hace más de veinte días, estaban prontos a arribar a las costas trayendo a bordo más de doscientos hombres que tienen el mismo deseo de ingresar a Venezuela como inmigrantes espontáneos".
"El motín a bordo del Benahoare para obligar al patrón de la nave a volver a La Guaira, ha suscitado diversos comentarios. Los tripulantes se aferran a la idea de permanecer en suelo venezolano".
El 13 de mayo, el periódico La Esfera informa de la aceptación de los pasajeros de la goleta Benahoare: Reseñados en investigación los 146 inmigrantes sin documentos.
"Custodiados por Guardias Nacionales del Resguardo Marítimo de este puerto, hoy fueron conducidos a la Oficina de Identificación de Extranjeros los 146 inmigrantes españolas indocumentados que anteayer en la noche llegaron a La Guaira a bordo del velero Benahoare. Allí serán reseñados para luego resolverse lo que haya lugar sobre su ingreso al país (...) ahora, al ser reseñados para su debida identificación, los mencionados inmigrantes se encuentran en favorables condiciones, presumiéndose que su aceptación sea cosa de días, según las órdenes que sobre el caso vengan de Caracas.
Con los del Nuevo Teide, llegados dos días antes a La Guaira, en número de 286, se cree que el procedimiento adoptado sea similar y que igualmente su aceptación esté pendiente de un momento a otro". (Álvarez, Corresponsal)
Después de que fuera autorizado el desembarco de la expedición, la goleta Benahoare fue remolcada a Puerto Cabello y allí quedó abandonada junto a otros veleros de la emigración clandestina a Venezuela, un hecho que, en la opinión de Díaz Sicilia, "fue triste e inmerecido final para tan gallarda y marinera nave, orgullo y nostalgia de las gentes de La Palma".
Esteban Medina fue detenido por las autoridades venezolanas e ingresó en prisión durante 53 días. Posteriormente, repatriado, regresó a Santa Cruz de Tenerife a bordo del ‘liner’ español Conde de Argelejo y permaneció por espacio de otros 20 días en la prisión de los almacenes de Fyffes, aunque "en comparación a lo que pasé en Venezuela, en trato y en comida, Fyffes era como un hotel". En todo caso, el esfuerzo había merecido la pena. La aventura se había consumado.
* Juan Carlos Díaz Lorenzo es Cronista Oficial de Fuencaliente de La Palma.
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