Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los antiguos constructores de aviones alemanes trataron de sobrevivir produciendo artículos de consumo diario. Fue así que Willy Messerschmitt produjo casas prefabricadas y motonetas. Como hasta la firma de los Tratados de Roma en 1955 a Alemania le estaba prohibido crear una industria de aviación nacional, muchos antiguos especialistas en aeronáutica como Claude Dornier, Ernst Heinkel y Willy Messerschmitt buscaron nuevas posibilidades de ocupación en el extranjero. España se presentaba como un lugar elegible.
Ya antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, la firma española Hispano Aviación S.A. (HASA) había comenzado a fabricar bajo licencia el Messerschmitt Me 109 G. De este se derivó la variante HA 1109, con diferentes versiones. Puesto que ya no podìan suministrarse los motores Daimler Benz DB 605 que se necesitaban, el concesionario español decidió primero emplear motores de Hispano-Suiza, pero después recurrió a los Rolls-Royce del tipo Merlin, que habían tenido éxito en el Supermarine Spitfire. Entre otras cosas por asuntos de resistencia, la HASA entró en contacto con el antiguo jefe de estática de Messerschmitt AG, Julius Krauss, y con el propio Willy Messerschmidt. Krauss atendió primero, independientemente del diseño del Me 109, las réplicas que se producían en España. En 1951 emprendió Messerschmidt su primer viaje a España, que dio como resultado el establecimiento de contactos importantes con la industria aeronáutica española. Después de un segundo viaje realizado el mismo año, se decidió a abrir una oficina de diseño en Sevilla, conjuntamente con la Hasa.
En un memorándum redactado en julio de 1951, valoró como ciertamente positiva la situación de la industria aeronáutica española, aunque advirtió sobre lagunas en la producción de elementos semiterminados, la construcción de motores y el equipamiento. Presentó numerosas proposiciones al gobierno de Madrid, entre ellas el desarrollo de aeronaves de reacción y su construcción hasta la fase de serie, así como el desarrollo de un avión construido mediante módulos, que se pudiera adaptar fácilmente como aeronave de transporte, de pasajeros o de bombardeo, así como el desarrollo de motores. El gobierno español sólo aceptó algunos puntos de ese catálogo. España insistía en un apoyo oficial por parte del gobierno Federal de Alemania, que se expresó positivamente, pero no decidió efectuar acciones concretas, salvo un contacto directo con Messerschmitt. Sobre la base de un contrato de asesoramiento con Hispano Aviación, Messerschmitt acometió primero, con jóvenes ingenieros alemanes, el desarrollo de un avión de entrenamiento con un motor de 330 kW (450 caballos de fuerza), del cual se derivó el HA 100, así como un conjunto de tareas para un reactor de entrenamiento, el futuro HA 200 Saeta.
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