Juan Carlos Díaz Lorenzo
Tijarafe
El programa europeo PRODER, en su convocatoria correspondiente al año 2005, ha aprobado una partida económica de 187.689 euros para ejecutar cuatro proyectos referidos a la línea de rehabilitación patrimonial del municipio. En concreto, los expedientes se refieren a la restauración del retablo de la ermita del Buen Jesús, situada en el pago del mismo nombre, con un presupuesto de 33.055,67 euros y una subvención de 16.527,84 euros. Dicho proyecto, señala el concejal de Patrimonio, Turismo y Medio Ambiente de Tijarafe, Marcos Lorenzo Martín, "ha sido el que ha alcanzado una mayor puntuación en toda Canarias".
A continuación figura la adecuación del entorno de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, con un presupuesto total de 97.061,98 euros y una subvención de 48.530,99 euros, así como la rehabilitación de la plaza, que tiene un presupuesto de 137.682,19 euros y una subvención de 68.841,10 euros; y, finalmente, la rehabilitación y adecuación de la antigua casa consistorial, en la que se ubicarán, en su parte alta, las dependencias de la biblioteca municipal y en su parte baja el futuro museo etnográfico "José Luis Lorenzo Barreto", con un presupuesto total de 107.579,60 euros y una subvención de 53.789,80 euros, respectivamente.
Esta interesante iniciativa del Ayuntamiento de Tijarafe demuestra, una vez más, el interés que tiene la corporación local por la conservación de su patrimonio, acreditado a lo largo de los últimos años en diversas actuaciones, así como en exitosas gestiones ante los organismos competentes del Gobierno de Canarias, como a nivel europeo, en el caso que nos ocupa.
De las actuaciones previstas, revisten especial importancia las referidas al entorno y la plaza de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, que remonta sus orígenes al siglo XVI y figura entre las primeras fábricas religiosas de la isla. En su interior se encuentra uno de los mejores retablos del barroco en Canarias, atribuido, según algunos autores, a la figura de Antonio de Orbarán y ejecutado en el siglo XVII.
La ermita de El Jesús, situada en el barrio de su mismo nombre, está ubicada en un promontorio junto al margen izquierdo del barranco del Jurado, en un magnífico escenario natural desde el que se domina una panorámica excepcional. A la misma se accede por un desvío situado a unos 300 metros de la carretera general, en la intersección con la vía que comunica El Jesús con la costa de La Punta.
La fábrica, construida a partir de la segunda mitad del siglo XVI, tiene la advocación del Dulcísimo Nombre del Buen Jesús, colocándose en el interior, desde 1584, las imágenes del Niño Jesús y de Nuestra Señora de la Consolación. El inmueble está constituido por una nave rectangular, con una puerta de entrada orientada hacia poniente, a la que se adosa por la derecha otro pequeño edificio rectangular que sirve de sacristía.
La ermita carece de ventanas y por tanto de iluminación natural, salvo la que entra por la puerta principal. No posee coro, ni balcón sobre la puerta de entrada, como suele ser característico de este tipo de edificaciones en La Palma, y lleva una cubierta a cuatro aguas con sencillos adornos de canes, lacería, etc.. Sobre la puerta de entrada existe una pequeña espadaña con una campana. Esta edificación, sencilla pero sobria, deja traslucir el carácter humilde y pobre de los habitantes que antaño poblaban este barrio que tomó el nombre de su benefactor.
Según señala Antonio Pérez en su libro "La historia de Tijarafe", en 1949 se arregló el altar de la ermita, agregándole un tercer nicho a los dos existentes y, al mismo tiempo, se albeó en su exterior y se pintó la puerta. En 1950 se hizo una colecta entre los tijaraferos residentes en la capital de Venezuela para pintar la iglesia por dentro. De la recogida del dinero -unos 185 bolívares, casi 2.700 pesetas al cambio de la época- se encargó el paisano Leonardo Rodríguez Cruz, gracias a las aportaciones de una veintena de donantes, entre ellos uno de Tazacorte y otro de Garafía.
Con el paso de los años, el inmueble había sufrido una situación de deterioro progresivo, que culminó en diciembre de 1992 con el colapso de su techumbre, debido a las intensas lluvias registradas en ese año. El desplome propició la casi total destrucción de su retablo de reminiscencias barrocas, que data de fines del siglo XVII o principios del XVIII. En 1994, la pequeña ermita fue declarada Bien de Interés Cultural.
En el año 1996 se terminaron las obras de restauración del techo del templo, por lo que con el proyecto ahora aprobado pretende acometer la rehabilitación de la estructura del retablo, integrando en el mismo aquellas piezas susceptibles de ser aprovechadas cuando finalice el proceso de restauración.
Entorno de la iglesia
El segundo proyecto aprobado por el PRODER se refiere a la mejora del entorno de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria y la rehabilitación del antiguo camino real, incluido dentro del entorno afectado por la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de monumento a favor de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria (decreto 77/1996).
El camino real se compone de un antiguo empedrado que se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. El tramo que se conserva mantiene su concepción y trazado originales y constituye, por sí mismo, una parte importante del patrimonio de Tijarafe. En la actualidad, comunica la plaza de la iglesia con la elegante y airosa espadaña de cantería y el camino de El Lomo.
Los huertos ubicados al sur del camino se encuentran en la actualidad desatendidos y afectan negativamente al paisaje, y en definitiva, al entorno de la iglesia. Dichos huertos se desarrollan en dos niveles separados por un pequeño muro de mampostería. En el nivel superior se encuentra un antiguo aljibe de piedra con cerramiento de madera de tea, también en mal estado de conservación.
"Se trata, por tanto -señala Marcos Lorenzo- de restaurar y recuperar las condiciones tipológicas originarias, adaptándolas a las necesidades actuales. La actuación en el camino conseguirá mejorar su morfología permitiendo su cómoda utilización. Al recuperar los huertos y permitir el acceso desde el camino real, y por lo tanto, desde la plaza de Nuestra Señora de Candelaria, se conseguirá un conjunto plenamente integrado en el entorno, obteniendo así un rincón de asueto y contemplación paisajística digno del ámbito en el que se encuentra".
El conjunto a rehabilitar previsto en este proyecto se convierte en un espacio único donde se puede apreciar la confluencia del patrimonio arquitectónico eclesiástico con el patrimonio arquitectónico rural y etnográfico. "Esta circunstancia hace que este enclave, una vez rehabilitado convenientemente, pueda convertirse en seña de identidad para los vecinos y un punto de referencia para el turista que acude a Tijarafe buscando la tranquilidad, la esencia de la vida rural y el respeto al medio ambiente", puntualiza el concejal de Patrimonio.
El proyecto de rehabilitación de la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria está incluido, asimismo, en la citada declaración de Bien de Interés Cultural. La plaza ha sufrido a lo largo de los años numerosas intervenciones, siendo la más reciente la actuación en su extremo norte, tendente a la eliminación de barreras arquitectónicas, tanto desde su acceso por la calle General Franco, como desde la plaza al propio templo, en este caso mediante una rampa situada en su fachada sur.
En la actualidad se plantea la necesidad de mejorar la accesibilidad al entorno de la plaza, para lo que se propone la remodelación de una rampa existente por el extremo sur, en su confluencia con la calle Primo de Rivera. Otra de las obras previstas consistirá en la impermeabilización de la losa de hormigón armado que conforma parte de la superficie de la plaza, para lo cual será preciso levantar el pavimento existente, que posteriormente será repuesto de manera uniforme en todo el conjunto.
Las obras de reforma concluirán con la sustitución de las actuales escalinatas de acceso sur y norte a la plaza, actualmente de hormigón fratasado (muy deslizantes), por peldaños de piedra natural abujardada de la isla, solución que también se propone para los actuales bancos de obra.
"Con todo ello -explica Marcos Lorenzo- se pretende habilitar este espacio público de un modo acorde con el rico entorno patrimonial que lo rodea, dignificándolo mediante la rehabilitación de sus áreas más deterioradas por el paso de los años. Pero la importancia de este lugar va más allá de su valor patrimonial, siendo imposible obviar el importante rol social que dicho espacio desempeña como eje vertebrador de buena parte de los eventos que congregan a los vecinos de Tijarafe y a sus visitantes".
Casas consistoriales
En 1870 se iniciaron las obras para la construcción de la casa consistorial de Tijarafe, siendo alcalde del municipio Basilio Galván y que habrían de prolongarse hasta finales del siglo XIX. El edificio ha sufrido, no obstante, numerosas modificaciones a lo largo del siglo XX.
El inmueble sobre el que se pretende actuar forma parte del catálogo de elementos protegidos del Plan Especial de Protección denominado "entorno de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria". El tipo de edificación responde a la arquitectura doméstica, típico de las casas de los núcleos urbanos de aquella época, con una fachada que se proyecta según los cánones del regionalismo ecléctico.
El proyecto planteado pretende la rehabilitación y adecuación de la edificación que hasta hace poco tiempo era la sede de las dependencias municipales, en la actualidad ubicadas en el nuevo edificio construido junto a la carretera general, frente a la plaza de la Paz. También se ha previsto su adaptación para permitir el acceso a personas de movilidad reducida. Mediante la rehabilitación de la antigua casa consistorial se obtendrá un edificio preparado para albergar nuevos usos socioculturales, concretamente las dependencias de la biblioteca municipal en su planta alta y el futuro museo etnográfico "José Luis Lorenzo" en la planta baja.
Cuando haya concluido su rehabilitación, esta edificación -que durante más de cien años ha cumplido una importante labor social-, seguirá manteniendo la función de espacio público para la que fue concebida, al servicio de sus ciudadanos, cambiando únicamente su uso, sin que ello suponga pérdida alguna de innegable peso histórico y patrimonial.
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