domingo, 21 de octubre de 2007

Un alcalde llamado Emilio Quintana

Juan Carlos Díaz Lorenzo (*)
Fuencaliente


A Estela Carballo,
evocando días felices


Por espacio de 26 años y dos meses, desde el 13 de mayo de 1944 hasta el 16 de julio de 1970, Emilio Quintana Sánchez desempeñó oficialmente la alcaldía de Fuencaliente de La Palma. Don Emilio, como le llamaba todo el mundo, ha sido, hasta ahora, el segundo alcalde de este municipio que más tiempo ha permanecido en el cargo, sólo superado por quien la ha ocupado durante las siete últimas legislaturas, Pedro Nolasco Pérez y Pérez, que estuvo 28 años (1979-2007).

Conviene, precisar, no obstante, el hecho de que Emilio Quintana había comenzado su actividad política en 1941. El 25 de febrero del citado año accedió al cargo de primer teniente de alcalde de la corporación que entonces presidía Gumersindo Curbelo Yanes. Su primer "interinaje" en la alcaldía de Fuencaliente se produjo entre el 10 de enero y el 26 de febrero de 1942, condición que volvería a desempeñar en otras tres ocasiones: Del 15 de noviembre de 1942 al 24 de julio de 1943; del 23 de junio al 16 de julio de 1944; y del 19 de agosto al 25 de septiembre de 1944, respectivamente.

Aquellos eran otros tiempos. Fuencaliente era entonces un pueblo pobre, con unos recursos muy limitados, que se reducían al cultivo de la vid, cereales, frutales y el aprovechamiento forestal y pesquero. Había una gran escasez de agua, que se prolongaría hasta comienzos de la década de los setenta, cuando el preciado líquido llegó con regularidad a través del canal procedente de Barlovento. A partir de ese momento, comenzó un nuevo amanecer en el pueblo sureño, posibilitando el desarrollo y la expansión de los cultivos plataneros de La Costa, que tanto significan para la economía del municipio y de la isla.

Este alcalde de grata memoria, que entregó su vida a la enseñanza y a la política en beneficio de su pueblo adoptivo, nació en Fuenteovejuna (Córdoba), el 17 de enero de 1909 y era el menor de los siete hijos del matrimonio formado por Francisco Quintana, médico de profesión y Elvira Sánchez.

Los estudios primarios los realizó en su pueblo natal -que da nombre a una de las mejores obras de teatro debidas a la pluma de Lope de Vega- y los secundarios en la capital cordobesa, distante unos cien kilómetros de su casa natal. El 9 de julio de 1928 recibió el título de maestro nacional, expedido en tiempos del ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Eduardo Callejo de la Cuesta, miembro del gabinete del general Primo de Rivera y en nombre del rey Alfonso XIII.

Su primera escuela la tuvo en la provincia de Córdoba y en septiembre de 1930 llegó a Fuencaliente, destinado a la escuela de Las Indias, en la que ejerció hasta su jubilación. El 22 de diciembre de 1933 contrajo matrimonio con Adoración Torres Hernández, en ceremonia que ofició el sacerdote Jorge Pérez Rodríguez y de su enlace nacieron cuatro hijos: Graciela, Raúl, Adoración y Elvira.

Su labor como maestro nacional fue de una gran fecundidad y, de modo paralelo, se le recuerda por su dilatada trayectoria como alcalde del municipio. En fecha temprana en el ejercicio de su cargo, llegó el más importante reconocimiento de su vida política: el 20 de diciembre de 1948, el general García-Escámez le condecoró con la Gran Cruz del Mérito Civil, en el transcurso de un acto solemne celebrado en el Ayuntamiento de Fuencaliente, en presencia de un numeroso público y del gobernador civil de la provincia, Emilio de Aspe Vaamonde y el ayudante del capitán general, comandante Manuel Rojí.

Durante su mandato y en sintonía con su especial vocación docente, consiguió que Fuencaliente fuera dotado de una infraestructura escolar básica, que se tradujo en la construcción de los grupos escolares en los barrios de Las Indias, Los Quemados, Los Canarios y Las Caletas, mientras que en la aldea de El Charco la familia Sotomayor edificó a su costa un pequeño colegio en un anexo a la ermita de Santa Cecilia.

Emilio Quintana desempeñó, asimismo, el cargo de vicepresidente del Cabildo Insular de La Palma y también fue procurador en Cortes en representación de los municipios de la provincia, del que tomó posesión en agosto de 1961. En su condición de vicepresidente de la primera corporación palmera se convirtió en un estrecho colaborador del presidente Fernando del Castillo Olivares y Van de Walle, al que sustituyó en numerosas ocasiones.

En tantos años de alcaldía sucedieron en Fuencaliente diversos acontecimientos, de los cuales recogemos, en esta ocasión, los de mayor trascendencia. Durante su mandato le correspondió recibir a personajes como el capitán general Francisco García-Escámez; el Jefe del Estado, general Francisco Franco; los ministros Blas Pérez González, José María Fernández Ladreda, Camilo Alonso Vega, Jorge Vigón Suerodíez, Joaquín Planell Riera y Manuel Fraga Iribarne; diversos gobernadores civiles -entre ellos Carlos Arias Navarro, que sería presidente del Gobierno (1974-1975) tras el asesinato de Luis Carrero Blanco; Andrés Marín, Manuel Ballesteros Gaibrois y Juan Pablos Abril- y también visitaron el pueblo algunos destacados personajes extranjeros, como Winston Churchill y Aristóteles Onassis, en febrero de 1959.

La primera etapa de su gestión como alcalde está asociada a su amistad con el capitán general García-Escámez y el Mando Económico de Canarias, en dos actuaciones relevantes para el municipio: el grupo escolar de Las Indias y la Cooperativa Vinícola de Fuencaliente. Es de destacar, asimismo, como factor importante de apoyo y gestión administrativa de este período, el trabajo del que fue secretario de la corporación local, Elías Carballo Hernández, que desempeñó su función entre el 30 de octubre de 1941 y el 18 de noviembre de 1966.

El Mando Económico de Canarias, creado mediante decreto presidencial de 5 de agosto de 1941, es la manifestación más destacada del período que se conoce como autarquía del franquismo en el archipiélago, en una época de vacas flacas y penurias de todo tipo, que se agudizó especialmente a partir del citado año, en plena guerra mundial y apenas dos años después del final de la guerra civil española, situación que dejó al país sumido en una situación desastrosa.

"El Gobierno -dice la memoria de creación del citado organismo-, atento a los problemas nacionales y a la vista de las posibles complicaciones que la contienda mundial pudiera originar, tomando en consideración el aislamiento y la lejanía del Archipiélago Canario, consideró necesario reunir de la mano del Capitán General la dirección de su Economía, al igual que el mando de todas las fuerzas de los tres Ejércitos de Tierra, Mar y Aire".

"Esta medida de previsión (...) consistente en centralizar en una sola persona todos los resortes de mando, vida y ordenación económica de una región tan aislada del territorio nacional, sólo fue anticipo y organización hecha en la calma de la paz de lo que, de todas formas y por imperio de la necesidad, se hubiera realizado por sí sólo en el caso de que España se hubiese visto obligada a tomar parte en la guerra, ya que, durante ella, la suerte de los países muchas veces se jugaba por agentes externos a sus propios deseos y conveniencias".

Ricardo Serrador Santés, que había sido ascendido a general de división el 23 de febrero de 1939, fue nombrado general-jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de las Islas Canarias e inspector de las Tropas del África Occidental Española el 9 de julio de 1940, y relevó en el mando de la capitanía al general Vicente Valderrama Arias. Por tanto, le correspondió asumir la etapa inicial del Mando Económico, durante la cual se produjo su ascenso a teniente general, el 8 de enero de 1943, unos días antes de su fallecimiento, ocurrido en la capital tinerfeña el 23 de enero.

Con carácter interino se hizo cargo el general de división Eugenio Sanz de Larín, hasta el 4 de marzo siguiente, en que se produjo el nombramiento, en consejo de ministros, del entonces general de división Francisco García-Escámez e Iniesta, que llegó a Tenerife el 26 de marzo, procedente de Sevilla y Las Palmas, siendo recibido en el muelle Sur por un inmenso gentío y tomando posesión de su nuevo cargo en la tarde de ese mismo día.

García-Escámez era entonces un héroe popular, un personaje admirado y respetado, un general en posesión de la Cruz Laureada de San Fernando y de la Medalla Militar Individual, además de un hombre que se granjeó muy pronto el afecto de las autoridades y de la ciudadanía -"un sutil y encantador andaluz", en el decir del coronel Juan Arencibia- y que habría de dejar una profunda huella de su ejercicio y capacidad de gestión durante el tiempo en que ejerció su alto cargo.

Un año después de su toma de posesión, el general García-Escámez visitó La Palma con carácter oficial. El 4 de marzo de 1944 salió de Tenerife a bordo de un buque de la Marina de Guerra, recorriendo entonces, además, El Hierro y La Gomera. En el transcurso del citado mes visitó también Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa.

Para llevar adelante su importante misión, el capitán general nombró delegados del Mando Económico y de Abastecimientos en las dos islas mayores y subdelegados en las islas menores, correspondiendo, en el caso de La Palma, a los coroneles Valeriano Rubio Losada, Luis Durango Pardini, José Zamorano Lomelino y Enrique Ayra Luciarte, respectivamente.

En todas las decisiones tomadas por el Mando Económico, que fueron muchas en el período de vigencia comprendido entre 1941 y 1946, se consideraron las necesidades más diversas y la política de abastecimiento, facilitando en lo posible el autoabastecimiento de papas, cereales y otros alimentos básicos.

La pérdida temporal del régimen histórico de Puertos Francos se trató de compensar con la política de precios, estimulando la competencia comercial y poniendo topes a los artículos de primera necesidad. Se creó un "consorcio de almacenistas" para la intervención de los artículos básicos, reglamentando su distribución y su circulación, siendo responsable del almacenamiento, mermas y averías. También se logró cupos especiales para el abastecimiento de tejidos procedentes de la Península.

Uno de los capítulos más importantes de las obras construidas por el Mando Económico se refiere a las escuelas, a las que hay que añadir las viviendas destinadas a los maestros. La enseñanza estaba entonces en una situación muy deficiente, ya que en la mayoría de los pueblos y, sobre todo, en las dos capitales, faltaban escuelas y muchas de las que entonces existían carecían de condiciones higiénicas y pedagógicas.

Como, además, las corporaciones insulares y locales carecían de medios económicos para afrontar tales necesidades, el Mando Económico contribuyó a la solución del problema construyendo modernos grupos escolares y adquirió otros edificios para su reforma y transformación en escuelas públicas en aquellos pueblos en los que, por su población escolar, no precisaban de la construcción de nueva infraestructura. Es preciso señalar, además, que el Mando Económico adquirió los terrenos para la Universidad de La Laguna y organizó centros culturales en barriadas obreras, dotándolas de modestas bibliotecas. En total, el Mando Económico construyó 19 colegios y aunque no todos son significativos, pues en algunos casos las obras se limitaban al adecentamiento de un antiguo inmueble, como sucedió en las islas de El Hierro, Fuerteventura y Lanzarote. Las construcciones presentan unas características similares en función de su localización geográfica.

En La Palma, el Mando Económico construyó el grupo escolar de Las Indias, en Fuencaliente, primero de su tipo existente en la Isla y acondicionó un edificio escuela en Breña Alta, en colaboración con el ayuntamiento de aquella localidad, para el que aportó 35.000 pesetas.

El grupo escolar de Las Indias corresponde a un proyecto del coronel de Ingenieros Manuel Martín de la Escalera. El solar donde se levanta el edificio fue adquirido mediante suscripción popular, "siendo un exponente del sacrificio que ello supone" y su construcción se materializó con el trabajo voluntario de los vecinos.

El citado edificio, el más notable de cuantos entonces existían en el municipio, fue inaugurado el 29 de junio de 1945 en presencia del capitán general Francisco García-Escámez y de las primeras autoridades civiles y militares de la Isla.

Este "templo de la educación, perfectamente higiénico y pedagógico", que lleva el nombre del ilustre militar, es un edificio de dos plantas, de las cuales la baja está habilitada para impartir clases y la alta para vivienda de maestros y desde sus comienzos dispuso de una modesta biblioteca. El coste final de la obra ascendió a 266.957,14 pesetas.

El aporte voluntario de los vecinos de Las Indias -con diez días de peonadas cada uno- hizo posible, además, la construcción de una plaza anexa en la que después se celebraron muchos bailes y fiestas, y dos calles, que fueron inauguradas el 29 de junio de 1947, es decir, justo dos años después de la inauguración oficial del grupo escolar.

Además del colegio, la pequeña plaza lleva el nombre del general García-Escámez y la calle, el nombre del maestro nacional de Las Indias y alcalde de Fuencaliente, Emilio Quintana Sánchez, "como exponente de la unión de todos los vecinos, como prueba de gratitud y como demostrativo del resurgimiento cultural de todos".

Juan Carlos Díaz Lorenzo es Cronista Oficial de Fuencaliente de La Palma.

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