domingo, 10 de abril de 2005

Por los viejos caminos de Tijarafe


Los cronistas del siglo XIX constatan la pobreza de la comarca debido a las sequías que arruinaban las cosechas


Juan Carlos Díaz Lorenzo
Tijarafe

El territorio de Tijarafe, situado en el Noroeste de La Palma, presenta una forma de pendiente en descenso, modificada por los cortes de los barrancos que jalonan su recorrido. La trayectoria se suaviza entre los 400 y 800 metros de altitud -el centro del pueblo, por ejemplo, está a 671 metros-, que es la franja donde se asienta la mayoría de la población, aunque con una distribución irregular.

La parte costera corresponde a una sucesión de tablados, que acaban cortados a plomo en su tramo final en un imponente acantilado de unos 200 metros de altura.

Por encontrarse situado a sotavento del alisio, Tijarafe posee las características de un espacio geográfico soleado y árido. Las lluvias, por lo común, suelen ser escasas -excepción hecha en el pasado invierno-, hasta el extremo de que, en otro tiempo, cuando se producían sequías prolongadas, se hacía bastante difícil la supervivencia de la población, así como de sus cosechas y ganados, viéndose obligados a buscar otros lugares donde sobrevivir.

Lo expresa claramente el cronista palmero Juan B. Lorenzo en su libro "Noticias para la historia de La Palma", cuando escribe, refiriéndose a Tijarafe, que "esta es la jurisdicción más pobre de toda la isla, porque la mayor parte de sus terrenos pertenece a los vecinos de la ciudad, y de otros pueblos, y los naturales sólo son arrendatarios o aparceros. La escasez de lluvias que con frecuencia se experimenta en este pueblo hace que sus moradores lleven una vida precaria, pues no solamente no pueden atender a sus necesidades, sino ni aún satisfacer las rentas a los dueños de sus terrenos. La clase de éstos es de la mejor para el cultivo de cereales".

Los lomos que se encuentran entre los principales barrancos han servido para dividir al municipio en asentamientos de población, por los que discurrían los viejos caminos reales, entre los que se citan: Tinizara, entre los barrancos de Garome y La Baranda, con un núcleo diseminado en torno a los 800 metros de altitud y rodeado de esbeltos pinos. En el Llano de la Leña, localizado en la zona alta, se encuentran cultivos de viña, almendros y diversos frutales, mientras que en medianías abundan cereales y frutales.

Aguatavar, localizado entre los barrancos de La Baranda y La Caldereta, está disperso entre laderas de bancales y viñedos y sus casas se reparten entre los 400 y 850 metros de altitud. Aquí, los lomos y los barrancos tienen una gran pendiente. En la montaña de Los Riveroles se encuentra la mayor concentración de bodegas excavadas en la roca de la isla, donde se degusta la larga tradición vinícola con unos caldos de sabor ateado.

El barranco de La Baranda, por ejemplo, ha excavado el terreno de tal forma que ha formado unos riscos impresionantes a ambas márgenes. El barranco de La Caldereta se abre desde la Cumbre, en las cercanías del Roque Palmero y su tramo profundo comienza en el lugar llamado Caboco de la Traviesa y termina en una gran escotadura, conocida como Cueva Grande. En la zona de medianías se encuentran los lomos de Bellido, Las Breveras, La Castellana y Las Cruces.

El principal núcleo de población, Tijarafe -llamado también Candelaria, debido a la advocación de la iglesia parroquial- está situado entre los barrancos de La Caldereta y Jurado. En su parte alta tiene una pendiente considerable que está cubierta de pinares. El barranco Jurado nace al pie del Roque Palmero, situado a 2.316 metros de altura. En el lugar conocido como Lomo Atravesado se forma una especie de caldera en la que coinciden otros barrancos, siendo los más importantes Jieque, Trajucade y, más abajo, El Tranzo. En su unión con Jieque, el barranco Jurado forma un impresionante cañón y debe su nombre a un arco que existió en la margen izquierda, bajo el cual cruzaba el camino real y que se desplomó hace unos años.

Patrimonio de Tijarafe
El pueblo de Tijarafe está situado sobre un lomo estrecho y en acusada pendiente. De su patrimonio destaca la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, considerado entre los primeros templos construidos en la Isla. En el solar que ocupa se construyó en 1530 una ermita que se reedificó entre 1568 y 1574. En 1588 se erigió en parroquia, si bien los trabajos de importancia se realizaron a partir del siglo XVII.

En 1614 comenzó el alargamiento de la nave y la fábrica del presbiterio, así como el levantamiento del arco toral. El 24 de mayo de 1660, el rey Felipe IV concedió el rango de beneficio, siendo desde entonces el noveno en antigüedad de la Isla, contando con los tres existentes en la capital insular.

Corría el año de 1678 cuando se decidió la construcción de un nuevo campanario que sustituyera al anterior de madera, que amenazaba ruina. La obra, con un coste de 1.300 reales, sería sufragada con la venta de 123 fanegas de trigo procedente de los tributos públicos depositados en los pósitos de Aguatavar y La Punta, contando para ello con el beneplácito del Cabildo.

La elegante y airosa espadaña de la iglesia parroquial, en cuya cabecera está situada, tiene un encanto especial. Su construcción se inició en 1686 y para ello se empleó piedra de cal traída a lomos de bestias desde el porís de Candelaria y sillares de piedra de la Cumbre. La obra se completó en 1690, con la construcción de un corredor y la escalera de acceso hechos en madera.

A partir de 1701 se realizaron nuevas obras de ampliación de la iglesia, que adquirió planta de cruz latina, con la construcción de una capilla en el lado del Evangelio. El trazado del templo está consolidado en su configuración actual desde los primeros años del siglo XVIII. En su exterior sobresalen las masas cúbicas de los distintos espacios y la cubierta de teja, que le da el aspecto atractivo de la arquitectura regional. Desde 1996 tiene la declaración de Bien de Interés Cultural.

El tesoro más importante de la iglesia es el monumental retablo de cinco calles ubicado en la cabecera de la capilla mayor. Es uno de los ejemplos más importantes del barroco en Canarias y se le atribuye al escultor Antonio de Orbarán, de quien se tiene constancia de su presencia en la Isla desde 1626.

La obra debió finalizar en 1633, año en el que su autor aparece en Tenerife. La riqueza cromática de los óleos se entremezclan con las imágenes de los doce apóstoles que acompañan a la talla flamenca de Nuestra Señora de Candelaria. El citado retablo fue restaurado entre 1992 y 1997 por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, de forma que hoy luce todo su esplendor.

Sin embargo, el eminente catedrático palmero Leoncio Afonso se lamenta de que la antigua casa parroquial, un magnífico y raro ejemplo en Canarias de arquitectura tirolesa, con la planta baja de piedra y la alta completamente de madera, fuera destruida para la ampliación de la plaza, y lo mismo ocurrió con otros dos ejemplares que existían en el municipio.

El conjunto arquitectónico se complementa con una serie de casas de una o dos plantas distribuidas en tres calles empedradas, tranquilas y silenciosas, que conforman el conjunto histórico del municipio. Entre estas edificaciones destaca la casa del maestro, que fue la primera escuela pública del municipio, distribuida en torno a un patio interior, que es la sede del Centro Etnográfico de Tijarafe.

Charles Edwardes
En 1888, cuando el viajero inglés Charles Edwardes visitó La Palma, el pueblo de Tijarafe tenía 2.308 habitantes. Por entonces, hacía poco más de 75 años que había nacido como municipio, el 19 de agosto de 1812, de acuerdo con lo previsto en el artículo 310 de la Constitución de Cádiz, que había sido promulgada el 19 de marzo del citado año.

"A mitad de camino entre Las Tricias y Los Llanos, nuestro destino, llegamos a la villa de Candelaria -escribe Edwardes-, lugar que nos causó una gran decepción. Habíamos retrasado el desayuno cuatro horas, esperando comerlo allí. Sin embargo, todo el pueblo reunido no pudo ofrecernos, sino con dificultad y tras una agotadora hora, más que un cesto de huevos, un poco de pan y un vino intragable. El sacristán de la iglesia, el alcalde y otros cuantos, formaron tal lío en torno nuestro que, en el estado hambriento y acalorado en que nos hallábamos, nos resultó cruel y molesto. Ignorantes de si íbamos a ayunar o a ser alimentados, fuimos llevados para adelante y para atrás, entre la iglesia y una oscura habitación que se nos había ofrecido. Afortunadamente, teníamos nueces e higos en nuestras alforjas, ya que los hombres no habían sentido ningún reparo en coger y guardar toda la fruta que la buena samaritana nos había enviado la tarde anterior en el bosque".

Dice Edwardes -a veces poco considerado- que la iglesia de Candelaria "fue construida para una congregación más numerosa que la que la triste villa pueda ahora reunir en su pavimento fracturado y desvencijados asientos. El retablo tampoco tiene igual en La Palma en cuanto a lo florido de su adorno (...). Sobre estas imágenes cuelgan pinturas, burdas desde luego, aunque sugerentes. La más tétrica de todas representa una inmensa ventana negra, pintada sobre la pared norte del presbiterio, simétrica a otra ventana real en la pared opuesta. El exterior del lado norte de esta tosca y antigua iglesia está decorado con un fresco que muestra un sol radiante, a cuyo artista dotó de nariz, ojos y boca. Del mismo modo, el lado oeste exhibe una ruda torre pintada al fresco. No cabía esperar del sacristán una explicación acerca de semejantes alegorías. Llevaban allí mucho tiempo, dijo él, descargando de esta manera su responsabilidad sobre sus antecesores".

"Este es un distrito considerado muy pobre, aunque nuestros amigos, tanto legos como eclesiásticos, lograron reunir veinte y cinco huevos duros para satisfacer el apetito de un par de hombres. Seis peniques ‘a beneficio de la iglesia’ casi empañan con lágrimas de gratitud los ojos del fornido sacristán al aceptarlos. Aunque las gallinas abundaban, las monedas no hay duda que escaseaban en Candelaria".

De El Jesús a Amagar
Próxima a la desembocadura del barranco Jurado se encuentra la afamada Cueva Bonita, una amplia caverna excavada por la acción del oleaje, que posee dos bocas de entrada. En el fondo existe una pequeña playa de callaos, donde se puede desembarcar a marea baja. En determinadas condiciones, los efectos de luz que se forman en su interior son realmente espectaculares.

Los pagos de El Pinar y El Jesús se sitúan entre los barrancos Jurado y Gomeros, que nace a 1.600 metros de altitud y ha desarrollado una profunda excavación a lo largo de su recorrido. El antiguo volcán de Montaña Cardoso consolidó un rellano donde se asienta El Pinar, con abundantes almendros y frutales, y más abajo se encuentra el llano de Fuente del Toro. El pago de El Jesús debe su nombre a una ermita del siglo XVI cuya techumbre se desplomó y ha sido restaurada. La parte baja está formada por un tablado que ha sido colonizado con cultivos de regadío.

En Arecida y La Punta apenas se advierten tajos importantes de barrancos, por lo que el desnivel apenas ha sido modificado hasta formar la suave pendiente de La Punta, situada al sur del barranco Tagomate y convertida en la comarca agrícola más importante del municipio. El retorno de los emigrantes que hicieron fortuna en Venezuela ha contribuido a la transformación del paisaje, desarrollando cultivos de plátanos, cítricos y aguacates, debido a las buenas condiciones del terreno, la constante insolación y la red de regadío elevada desde los pozos del barranco de Las Angustias.

Amagar, situado en los límites del municipio y en una terraza fluvial formada en el margen derecho del barranco de Las Angustias, está atravesado por la carretera que salva un desnivel entre el cauce y la crestería de El Time de algo más de 500 metros, desde donde es posible contemplar una de las panorámicas más famosas e importantes de la isla: el valle de Aridane y la Caldera de Taburiente.

"Al acercarse al borde de esta eminencia -escribe Juan B. Lorenzo- viniendo de Tijarafe hacia Los Llanos, se presenta de improviso una vista tan sorprendente, como es muy probable que no haya otra semejante en el archipiélago canario. De una sola mirada se abarcan, a vista de pájaro, los pintorescos pagos de Tazacorte y Argual con sus extensas llanuras; la villa de Los Llanos y su población arruada; la villa de El Paso, Las Manchas, Tacande, La Caldera, que a la vez que sorprende agradablemente la vista de un paisaje tan extenso, variado y pintoresco, aterra por la elevación en que se encuentra el que lo contempla".

Antes de la construcción de la carretera, para descender a la loma de Amagar y desde allí al barranco de Las Angustias, había que cruzar 73 vueltas, algunas de ellas de bastante pendiente, siendo la única vía de comunicación terrestre entre la entonces villa de Los Llanos y el pueblo de Tijarafe. En este paraje es donde nace la célebre leyenda de la luz de El Time. La otra opción posible era por mar, hasta el Porís de Candelaria y desde allí se remontaba el acantilado a pie o a lomos de bestias por el viejo camino real.

En la terraza de Amagar también se han establecido cultivos, con tierra traída de El Paso y agua elevada del barranco de Las Angustias, gracias al ingenio del hombre y todo ello a pesar de los inconvenientes del viento que suele soplar en determinadas épocas del año y causa estragos importantes en la platanera.

domingo, 27 de marzo de 2005

Díaz Pimienta, una figura relevante

El ilustre marino nació en Tazacorte en 1594 y se convirtió en uno de los hombres más destacados de la milicia del siglo XVII


J.C.D.L.
Tazacorte

La llamada del mar en La Palma es un hecho consustancial con su propia historia. El protagonismo de la capital insular como tercer puerto del Imperio, después de Amberes y Sevilla; la concesión del Juzgado de Indias; el desarrollo de la industria de la construcción naval y la reparación de naos, debido a la abundancia de madera en los bosques de la Isla, y el afán de hombres comprometidos con su tiempo, fueron factores que contribuyeron decididamente, a lo largo de los siglos XVI y XVII, a consolidar el carácter marinero del pueblo palmero, que se ha mantenido en el transcurso del tiempo.

Los primeros constructores navales de La Palma de los que se tiene noticia son Pedro Hernández Almenara (n. 1584), Francisco Díaz Pimienta, padre (f. 1610) y Francisco Díaz Pimienta, hijo (1594-1652) y lo cierto es que, aunque destacaron sobre todo como marinos, no se tiene un conocimiento preciso de los buques que construyeron, salvo en el último caso.

La figura de Francisco Díaz Pimienta ha sido estudiada con profundidad por diversos investigadores -entre ellos Cesáreo Fernández Duro, José Wangüemert y Poggio, José Pérez Vidal y David W. Fernández- y todos coinciden, sin duda, en señalarle como una de las insignes figuras de la España del siglo XVII. Nació en Tazacorte el 14 de agosto de 1594, en una casa que aún existe -al menos según dice la tradición histórica- y fue bautizado en la parroquia matriz de Nuestra Señora de Los Remedios, en Los Llanos de Aridane.

Díaz Pimienta demostró desde sus primeros años de vida una especial inclinación por el estudio de las letras y se cuenta que a los 14 años hacía traducciones de los textos de Tito Livio y Quinto Curcio, con asombrosa facilidad, dedicándose, asimismo, al estudio de las matemáticas.

En Tazacorte vivió sus primeros años este personaje, hijo del capitán Francisco Díaz Pimienta y Franco, natural de Puntallana -aunque sus padres eran de ascendencia portuguesa-, quien fue un destacado marino de amplia trayectoria, hasta el punto de que había tomado parte en la célebre batalla de Lepanto.

Los hechos de armas y las narraciones de su padre despertaron en el joven Díaz Pimienta una especial vocación por la Marina y le pidió a su progenitor que le destinara a la Armada. Entonces no fue posible, ya que el capitán prefería que su hijo se iniciara en los estudios eclesiásticos en Sevilla, pues esa era su decisión desde hacía tiempo.

Francisco Díaz Pimienta era hijo natural. Wangüemert y Poggio dice en su libro El almirante Don Francisco Díaz Pimienta y su época, que todo lo que dice la tradición del país respecto a su ilegitimidad, queda confirmado por el testamento de su padre el capitán, "en terminante y expresiva cláusula" que dice:

"Declaramos que Francisco Díaz Pimienta, estudiante, lo tenemos en los estudios de Sevilla, a quien criamos en nuestra casa e a quien tenemos mucho amor y amistad, del cual en los dichos estudios le estamos sustentando y alimentamos y el susodicho se aplica y trabaja para sí adelante con nuestra pretensión de ser de misa graduado; y le damos en cada un año mil quinientos reales para sus alimentos; queremos y es nuestra voluntad que se le den de aquí adelante la dicha cantidad en cada un año hasta que acabe sus cursos y se gradúe bachiller, y después para tres años que ha de pasar para graduarse licenciado, en cada uno de los dichos tres años se le den los tres mil y cuatro reales y cuatrocientos ducados para cuando se gradúe licenciado, y compre libros y después del dicho grado mandamos se le den de nuestros bienes mil y quinientos ducados para que sea señor de ellos, la cual dicha manda queremos que aunque sea vivo cualquiera de nos, siendo fallecido se hará se cumpla el dicho Francisco Díaz, estudiante, lo que en esta cláusula está dicho que le mandamos por vía de manda honrosa o por vía de tercio y quinto o en aquella vía y forma que mejor haya y pueda tener lugar de derecho para que se le pague todo ello de mis bienes, porque se lo damos por vía de limosna y caridad atento que es pobre...".

Felipe II, por real cédula del año 1606, considerando los servicios prestados por el capitán Díaz Pimienta, le concedió determinadas concesiones y éste, en su testamento, declaró que a su hijo Francisco, que se encontraba por entonces estudiando para sacerdote en Sevilla, se le continuaran suministrando los 1.200 ducados anuales que le tenía señalados para sus gastos ordinarios.

Cuando su padre falleció en 1610 en Santa Cruz de La Palma, el joven Díaz Pimienta abandonó los estudios teológicos y se trasladó a Cartagena para ingresar en la Armada con la categoría de guardia marina, cumpliendo así con su manifiesta vocación. Destinado a Flandes, en ese territorio hizo su primera campaña. Se dice que sus actos de arrojo y valentía pronto le valieron el ascenso al empleo de alférez y que se distinguió en sus acciones de armas, en especial en los abordajes contra los buques holandeses y de otras nacionalidades, así como contra la piratería inglesa, cuyos navíos perseguían a las expediciones españolas que venían de América. Sus proezas tuvieron tanta resonancia por entonces en Europa, que el Gobierno le hizo el encargo de perseguir a los filibusteros que azotaban el territorio americano. Los servicios prestados por Díaz Pimienta en esta época son incontables.

Constructor naval
En los astilleros de La Habana, cuya licencia databa de 1516, fue donde, probablemente, Díaz Pimienta se inició en el arte de la construcción naval. Pérez Vidal estima que se produjo una serie de circunstancias favorables, como la cédula de 2 de marzo de 1620, en la que se otorgaba licencia para quienes en aquella ciudad "quisiessen fabricar navíos pudiessen libremente cortar de cualesquiera parte las maderas que necesitassen". Para entonces, el apellido Díaz Pimienta ya estaba en La Habana unido con prestigio a la arquitectura naval de la época.

Su padre, Francisco Díaz Pimienta y Franco, que se había destacado en La Palma como constructor de naves, también había dirigido en La Habana la construcción de cuatro galeones destinados a la defensa de las costas y a la navegación entre Santo Domingo y Veracruz. El asiento de estos bajeles lo obtuvo en compañía del armador gaditano Alonso de Ferreira, con quien los fabricó en la ribera comprendida entre lo que fue muelle de la Machina y lo que hoy se llama Alameda de Paula, de la antigua capital habanera.

De la vigencia de estos astilleros se encargó después el antiguo general de galeones Juan Pérez de Oporto, pero fue Díaz Pimienta quien aparece en esta factoría dirigiendo algunas construcciones, entre otras las de un navío de 200 toneladas llamado Nuestra Señora de las Aguas Santas.

Pérez Vidal, palmero insigne, refiere que "aquel muchacho que, sin abjurar del catolicismo, había roto en Sevilla la imposición paternal colgando su sotana de seminarista y que, lanzado a la mar, en pocos años se había acreditado de guerrero y marino", puso la base de su consagración oficial como constructor naval cuando el 8 de febrero de 1625 se le otorgó en Madrid un asiento para la fábrica de dos galeones, también en la factoría de La Habana.

Díaz Pimienta estaba en las mejores condiciones de acometer su nueva empresa y, dada su relación con Thomé Cano, sin duda uno de los grandes innovadores en el arte de fabricar naos, "de acertar en los aún empíricos trabajos de arquitectura naval". De ahí que en 1629, construidos ya los dos galeones del asiento otorgado en Madrid, el rey le nombró superintendente de las fábricas de bajeles de las islas de Barlovento.

En La Habana, Díaz Pimienta alternó el oficio de constructor naval con el mando de una de las compañías de milicias e intervino como contador en las obras de fortificación que emprendió en la ciudad el gobernador Bitrián de Viamonde. Se estima que alrededor de 1635 ya había ajustado las medidas para fabricar navíos de entre 500 y 700 toneladas, si bien, con el paso de los años, su actividad de constructor naval fue absorbida por la de marino.

Las necesidades militares y las pérdidas de más de doscientos navíos durante el período del Conde-Duque hicieron que se reactivara la construcción naval y que aparecieran entonces los documentos más importantes de Díaz Pimienta como constructor naval, es decir, las célebres "medidas" que calculó entre 1645 y 1650 para la fábrica de galeones en Cartagena de Indias y Guarnizo (Santander), respectivamente.

Despachos de general y almirante
En 1634, Díaz Pimienta regresó de América y en la Península contrajo matrimonio con una noble dama castellana, María Alfonsa de Valdecilla, hija de un caballero de la Orden de Santiago, de quien tuvo sucesión, siendo descendientes suyos los marqueses de Villarreal de Burriel. En esta época, encontrándose en Sevilla, recibió los despachos de general y almirante de la Armada de Indias, que eran las graduaciones más altas de la Marina de Guerra con las que el Rey Felipe IV reconoció y premió sus extraordinarios servicios.

Es de destacar la hazaña que realizó en la memorable jornada en la que expulsó a los ingleses de la isla de Santa Catalina -llamada también de la Providencia-, de la que se habían apoderado, haciendo prisioneros y un rico botín. El Rey volvió a premiarle de nuevo por esta acción y le hizo merced del Hábito de Santiago.

El propio almirante Díaz Pimienta escribió la historia de estos acontecimientos, que fue editada en Madrid. Entre los despojos traídos se encontraban dos banderas inglesas que junto a un cuadro que representaba a la isla de Santa Catalina, quiso que fuesen colocados en la capilla de Santa Ana -hoy de San Pedro-, de la parroquia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, patronato de su familia.

Francisco Díaz Pimienta, general y almirante de la Armada, tuvo además los títulos de consejero de guerra de Su Majestad y Señor de la Villa de Puerto Real.

En la parroquia matriz de Los Remedios, en Los Llanos de Aridane, existe una lápida, muy antigua, colocada en el baptisterio, que dice:

"Aquí fue bautizado don Francisco Díaz Pimienta.- General y almirante de la Real Armada de Indias.- Caballero del Hábito de Santiago.- Marqués de Villarreal de Burriel. Que feneció gloriosamente sus días en el sitio de Barcelona y año del Señor 1652".

Díaz Pimienta perdió la vida antes de que la plaza fuera sometida. Sin embargo, la noticia no se dio a conocer hasta que los rebeldes desistieron de su empeño y con ello lograron el triunfo. Como si del Cid Campeador se tratase, cuando Don Juan de Austria escribe al Rey sobre el luctuoso hecho, le dice "lo mucho que había sentido aquella pérdida, por la falta que juzgaba hacía al servicio de su Majestad un hombre de tantas experiencias y capacidad". El sepulcro del almirante se encuentra en la ermita de San Andrés, en Barcelona, propiedad y patronato de los marqueses de Villarreal de Burriel.

Cesáreo Fernández Duro cita que el almirante "alcanzó la cúspide de la honra militar, llegando paso a paso a sustituir al egregio magnate duque de Medinacelli en la Capitanía General de los navíos de alto bordo".

Fabro Bremundan escribe que "... llegando por la senda más ardua y dificultosa al puesto con que murió de capitán general de la Armada del Mar Océano, y aún colmó de gloria, que igualaba, si no excedía, a lo sublime de aquella dignidad. Sujeto en quien admiró la edad presente, y admirarán las venideras en el grado de perfección mayor, todas las prendas que la idea sepa desear de un soldado y general del mar".

Y Baltasar Gracián, en El Criticón, dice "que el famoso general se avanza tanto al enemigo, que le hace ver y aun probar su picante braveza".

Santa Cruz de La Palma, Los Llanos de Aridane y Tazacorte han honrado su memoria dando su nombre a céntricas calles de las respectivas localidades. Y, a comienzos del siglo XX, uno de los barcos de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, también navegó con el nombre del insigne marino nacido en La Palma.

domingo, 20 de marzo de 2005

La ruta de las portadas de Breña Alta

Juan Carlos Díaz Lorenzo
Breña Alta

Para las próximas Fiestas de las Cruces de Mayo, de larga tradición en la isla y, especialmente, en la comarca de las Breñas, será posible recorrer la ruta de las portadas históricas de Breña Alta, constituida por once elementos arquitectónicos de especial interés, la mayoría de las cuales se encuentran en la actualidad en un avanzado proceso de restauración, tanto en lo que se refiere a la reparación de mampostería como tratamiento de maderas.

Cada portada tendrá un cartel explicativo y formará parte de la denominada Ruta de las Costumbres y los Valores de Breña Alta, en la que también se incluirán las cruces de mayo y un horno de teja situado en el camino de Las Curias, recientemente recuperado.

Dicha labor cumple con uno de los objetivos de la actual corporación municipal de Breña Alta, que preside el alcalde Blas Bravo Pérez, consistente en la recuperación y conservación del patrimonio histórico local, labor en la que han desempeñado un papel destacado el primer teniente de alcalde, Jorge González y la concejala de Cultura, Esther González, respectivamente.

Como habíamos comentado en nuestro anterior reportaje, en esta oportunidad nos referiremos a las portadas de Breña Alta en sí, para lo cual consideramos, como fuente principal, el Catálogo Patrimonial del municipio, elaborado por el doctor Jesús Pérez Morera, profesor de la Facultad de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna y la propia memoria del anteproyecto de restauración.

Casa Lugo
La portada de la casa de Alberto Lugo se encuentra en el número 24 del camino de La Estrella. Se desconoce la fecha de su edificación y se conserva en perfecto estado. Presenta un especial interés desde el punto de vista formal y constructivo, por cuanto tiene una fachada tradicional y el sistema empleado consiste en un muro de carga de mampostería de piedra fonolita azul tallada y careada, mientras que en su interior es de piedra basáltica y barro, revestida con mortero de cal.

Es una portada de tipo almenado con cuerpo central rematado con cruz de madera de tea pintada y cuerpos laterales en pirámides de base cuadrada. Se trata de un ejemplo de portada de casa de campo tradicional. Entre sus elementos singulares figuran las dos almenas laterales terminadas en pirámides; el pináculo de piedra fonolita azul que sirve de base a la cruz de tea; y el dintel, que también es de tea.

Destaca el acceso, formado por una rampa empedrada, así como el muro que rodea la hacienda, manteniendo el estilo y la forma tradicional. De la carpintería destaca el remate superior de la puerta, realizado con balaustres de madera de tea, así como su dintel y el sistema de cerrado superior de la misma, ambos realizados en madera de tea. Toda la carpintería se encuentra pintada de color verde canario.

Casa Aciego de Mendoza
La portada de la casa Aciego de Mendoza data del siglo XVII y se encuentra situada en las proximidades de la ermita del Risco de la Concepción, cuya propiedad -explica el doctor Pérez Morera- perteneció en sus primeros tiempos al capitán y regidor decano Matías de Escobar Pereyra (1618-1686), sargento mayor de La Palma.

Posteriormente, la citada propiedad pasó a la titularidad de su hija María de Escobar, esposa del capitán Felipe Bautista Poggio Monteverde, y de sus herederos, los Alfaro y Poggio. El testamento del doctor Felipe Alfaro de Franchi (1733-1787), vicario de la isla de La Palma e hijo de Domingo Melchor de Alfaro y Monteverde y María Engracia Poggio y Escobar, hace constar la donación de tres casullas a la ermita de Nuestra Señora de la Concepción, donde tantas veces celebró misa y pasó temporadas en la casa de sus padres.

El testamento del capitán Felipe Alfaro y Poggio y de su mujer Mariana Poggio, nos permite conocer la existencia de reformas en la citada finca. Su hijo, José María Alfaro, vendió todos sus bienes a Manuel de Mendoza Morales, antepasado de los actuales propietarios.

Se trata de una portada almenada, de tipo tradicional, formada por un muro de carga de mampostería de piedra basáltica y barro, carpintería de madera de tea pintada y remate almenado con dos piezas de piedra fonolita azul tallada.

Franquea el acceso a la citada finca y mantiene las características formales de la arquitectura tradicional, formando parte de un espacio y un paisaje de un gran riqueza ambiental en el acceso al Risco de La Concepción, desde el que se admira una panorámica de Santa Cruz de La Palma hasta Tenagua y las Breñas hasta Mazo y la Cumbre.

Monasterio Cisterciense
La antigua hacienda Fierro y Massieu, conocida como "La Gloria" y situada en el antiguo camino real de Santa Cruz de La Palma a Los Llanos de Aridane, es la sede del Monasterio Cisterciense de la Santísima Trinidad, fundado el 27 de mayo de 1946 por Dolores van de Walle y Fierro, marquesa de Guisla Guiselin.

El esquema originario responde a una hacienda rural, con portada de entrada que data del siglo XVI y una calzada empedrada con guijarros de playa. La vivienda principal es un edificio rectangular de dos plantas, con una amplia galería de madera hacia el sur y abierta al patio, sobre un costado. La vivienda no tiene patio interior; un pasillo central comunica el salón principal, donde está el oratorio, con la cocina y la despensa. Sobre la esquina noreste se levanta un torreón-mirador. El edificio fue transformado para uso monástico, de modo que el espacio del antiguo patio delantero ha sido ocupado por edificaciones de nueva planta, caso de locutorios, confesionarios y capilla.

A principios del siglo XVII, la hacienda era propiedad de Ana de Monteverde Cabeza de Vaca, tercera esposa del caballero flamenco Jerónimo Boot, regidor de Bruselas y señor de los feudos de Wesembec y Ophen, en Flandes. Posteriormente la heredó su nieta, Tomasa de Espinosa Boot, esposa del capitán Juan Fierro Monteverde, regidor perpetuo de La Palma y después su hijo primogénito, José Fierro de Espinosa, quien en 1696 obtuvo licencia del Papa Inocencio XI para tener oratorio privado.

La portada, que se conservaba en un mal estado, mantiene una estructura típica en su entrada, pero dispone de elementos diferenciadores, como son unos asientos en los laterales de la puerta y desagües para evacuar el agua de lluvia. Su característica más importante es que la hacienda dispone de dos entradas, una para el paso de personas y otra mayor que permitía el paso de carruajes.

Camino El Llanito
Esta portada, del siglo XVII, es propiedad en la actualidad de Pastora Rodríguez Rodríguez. El sistema constructivo sigue la misma pauta que las anteriores, es decir, un muro de carga de mampostería de piedra fonolita azul tallada y careada y piedra basáltica en su interior, mortero de cal y barro. La carpintería es de madera de tea natural, con entablonado en la parte baja y torneados en la parte superior.

Tiene un escalón de entrada y el remate de la portada es de tres almenas, terminadas las dos laterales en pirámide de cuatro aguas y pináculo de madera torneada, y la central en pirámide truncada de piedra con una cruz de madera de tea. El remate almenado se separa de la parte baja de la portada por una cornisa de piezas de cerámicas lisas. Destaca el remate superior de las almenas, de madera de tea torneado. Tenía mal estado de conservación cuando se realizó el inventario previo a su restauración.

Casa de Leoncio Afonso
La portada de la casa de campo del eminente profesor palmero Leoncio Afonso, catedrático de la Universidad de La Laguna, data del siglo XIX y está localizada en el camino El Llanito. El sistema de construcción sigue las mismas pautas: muro de carga de mampostería de piedra basáltica y barro, carpintería tradicional de madera de tea natural pintada, recercada por jambas y dintel de piedra fonolita azul labrada, así como el escalón de entrada.

La portada remata en tres almenas terminadas en pirámide de cuatro aguas las dos laterales y truncada la central, con una cruz en el vértice de madera de tea de color verde. Otro elemento a destacar es que el camino de acceso a la portada está empedrado. El estado de conservación es bueno, debido, sin duda, al interés de su propietario.

Barranco de Miranda
Esta portada, cuya fecha de construcción se desconoce, está situada en San Miguel, frente al barranco de Miranda. Posee un muro de carga de mampostería de piedra basáltica y barro. Considerando la tipología de otras edificaciones, todo hace pensar que la carpintería sería de madera de tea, y el remate de la portada a dos aguas, lisa y con una cruz de madera en el centro, manteniendo las características típicas según el estilo de la época. En el momento de su catalogación estaba en ruina.

Casa de María Nieves Díaz Pérez
Está situada en la calle Miranda, frente a la cruz de la Calafata. Data del siglo XIX y su estado de conservación es aceptable, aunque con algunas deficiencias. Tiene un muro de carga de mampostería de piedra basáltica y barro; la carpintería es de madera de tea pintada y el remate de la portada se presenta a dos aguas, lisa, con una cruz de tea en el centro.

Casa de D. Fulgencio
La portada de la casa de D. Fulgencio se encuentra en el camino que baja por la finca de Urbano, en dirección a Breña Baja. En la actualidad es propiedad de Invención Pérez Concepción y su edificación se remonta al siglo XVII.

Al igual que otras portadas ya comentadas, tiene un muro de carga de mampostería de piedra basáltica, sillarejos de piedra tallada y barro, con escalón de entrada. Probablemente la carpintería de la puerta sería de madera de tea natural. Remata la portada una almena centrada, terminada en pirámide de cuatro aguas y cruz en el vértice, de madera de tea de color verde. La carpintería de la puerta carece de hojas, conservándose únicamente el cerco y el estado de conservación es aceptable.

Camino de Miranda
Data del siglo XIX y está situada frente a la finca de Urbano, en el camino El Llanito, subiendo por la Cruz de Calafata. En la actualidad es propiedad de Antonio Rodríguez Álvarez.

La fábrica es de muros de mampostería de piedra basáltica, barro y mortero de cemento y arena. No tiene almenas y remata el dintel a dos aguas. La carpintería de la puerta es de tipo tradicional de madera de tea en su color natural. La portada de acceso a la casa se encuentra en buen estado de conservación, habiendo sido restaurada anteriormente con mortero de cemento y arena.

Finca de Blas Bravo Pérez
Esta portada data del siglo XVII y está situada en el camino El Llanito, subiendo por la Cruz de Calafata. En la actualidad es propiedad de Blas Bravo Pérez y en el momento del inventario se encontraba en un estado de conservación deficiente.

Tiene muro de carga de mampostería de piedra basáltica y sillarejos de piedra tallada y careada, con mortero de cal y barro. La carpintería es tradicional, de madera de tea natural. Posee escalón de entrada y el remate consiste en cinco almenas, de piedra basáltica y mortero de cal y esgrafiadas. Las laterales terminan en pirámide de cuatro aguas y la central en pirámide truncada con una cruz de madera de tea. El remate almenado se separa de la parte baja de la portada por una cornisa de piedra tallada en la cara de la fachada principal.

Portada La Sociedad
Situada en el camino La Sociedad, data del siglo XIX y es propiedad compartida de varios herederos. Se trata de una portada de casa de campo aislada, con un muro de carga de mampostería de piedra basáltica y barro, revestida con mortero de cal. La carpintería probablemente mantendría las características tradicionales de estos elementos: madera de tea pintada. El remate superior de la portada se realiza a dos aguas, lisa y en su centro tendría una cruz, que también sería de madera de tea de igual color que el resto de la carpintería. Antes de su restauración presentaba un estado de conservación deficiente.

domingo, 13 de marzo de 2005

Las portadas, el rescate de un legado


Breña Alta emprende un proyecto para recuperar y conservar once ejemplares arquitectónicos existentes en el municipio


Juan Carlos Díaz Lorenzo
Breña Alta

El Ayuntamiento de Breña Alta, consciente de la importancia de su patrimonio histórico, emprendió hace unos meses un interesante proyecto de rehabilitación de las antiguas portadas existentes en el municipio, once en total, ya que se trata de elementos arquitectónicos construidos en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, la mayoría de las cuales se encontraban en un penoso estado de conservación.

La realidad aconsejó una decisión correcta. Si no se tomaban medidas en un corto espacio de tiempo, muchos de estos elementos, que amenazaban ruina, acabarían desapareciendo, perdiéndose así un importante legado que forma parte de nuestra arquitectura, cultura e identidad.

El anteproyecto de restauración se encomendó al arquitecto técnico José Heriberto Díaz Cáceres, quien realizó un estudio de los principales daños que afectaban a tales elementos, sus causas y posibles soluciones, desarrollando posteriormente un proyecto más completo y detallado de la restauración de cada una de ellas.

Se trata de elementos que tienen un indudable atractivo desde el punto de vista histórico, cultural y turístico. De ahí la interesante iniciativa de la Concejalía de Cultura de hilvanar la "ruta de las portadas" de Breña Alta, que dice mucho y bien del interés que preside su actuación.

Las portadas constituyen un elemento característico de la arquitectura tradicional de Canarias y, por supuesto, de la isla de La Palma. En este primer reportaje abordaremos sus características y evolución y en el siguiente profundizaremos en la historia de las once portadas históricas existentes en Breña Alta. Para ello consideramos, entre otras fuentes, el libro Arquitectura doméstica en Canarias, que es la tesis doctoral del catedrático Fernando Gabriel Martín Rodríguez, relevante figura de la Universidad de La Laguna; el Catálogo Patrimonial de Breña Alta, del que es autor el doctor Jesús Pérez Morera, otro destacado investigador palmero y, asimismo, docente de la citada Universidad y la propia memoria del anteproyecto.

Las portadas de las antiguas haciendas suelen estar enclavadas en lugares aislados y en la actualidad cercadas por una arquitectura que no les corresponde, rompiendo así su verdadero sentido. Es visible el deterioro causado por el paso del tiempo, por lo que la mayoría se encontraban en un estado lamentable, a lo que ha contribuido la expoliación de sus elementos decorativos, escudos, almenas...

Las portadas cierran fincas a la vera de los antiguos caminos reales o cierran patios y presentan variantes notables en cuanto al tratamiento de la fábrica, con piedra enjalbegada. Pueden ser almenadas, con un frontón, con pináculos y rematadas con una cruz o un blasón, o ambas cosas a la vez, convirtiéndose en complementos familiares en el paisaje insular, como sucede en el caso de Breña Alta.

Constituían, además, un signo de grandeza. No todos los propietarios tenían derecho a poner almenas en sus portadas y casas, ya que para ello era preciso demostrar su grado de nobleza: cuantas más almenas tenía una portada, mayor rango nobiliario poseían los hacendados y lo mismo ocurría con los escudos. La cantería de labra perfecta, que era muy costosa, sólo se la podían permitir las familias más adineradas. El resto solían tener piedras vistas mezcladas con partes ocultas por la cal.

Las portadas también tienen otras características comunes, como pueden ser el pináculo, el remate con una cruz en su parte superior, o un blasón y el color blanco. En algunas de ellas se aprecia la mezcla de otros colores, como el añil, ya que antiguamente se pensaba que este color ahuyentaba a los malos espíritus.

Elementos característicos
Todos los elementos que forman parte de las portadas, así como la manera de construirlas, siguen los cánones marcados en la arquitectura tradicional de Canarias. En muchas casas de campo aparecen las almenas como un elemento decorativo, además de símbolo de poder y distinción. Es frecuente la portada adintelada con triple almena y una cruz en el centro. También aparecen en algunas de ellas pequeños nichos, sobre el dintel, que contenían imágenes religiosas. La existencia en Portugal de portadas idénticas, hace pensar en una posible influencia de éste país, presente en la colonización de La Palma, sin olvidar su carácter mudéjar.

La portada se incrusta en un muro que circunda parte de la casa, protegiéndola del viento, y que habitualmente da a un patio. Las puertas son de dos hojas con dos aberturas superiores, adornadas con balaustres torneados o planos. También hay portadas sin almenas, y otras, de movido remate, poseen una cruz de madera. Alguna almena, siempre apuntada, se remata con una pequeña bola. En otros casos, las almenas se extienden también por los muros que enmarcan la portada.

Parámentos. Después de la conquista de las islas, las primeras viviendas de los colonizadores europeos se construyeron con muros muy pobres, tierra apisonada o paredes de piedra seca, esquema que persistió en las zonas humildes durante las centurias siguientes. El primer sistema es la tapia, poco empleada en Canarias. Luego, y sobre todo en los núcleos urbanos, se emplea el mampuesto, más perdurable y seguro. Los cimientos eran poco profundos, por lo común de menos de un metro, aunque esto dependía del terreno, lo que se compensaba con una mayor anchura en las paredes.

El mampuesto se presenta a piedra seca, calzado con piedras menudas; en hiladas de piedra sin mortero que las una; o con el sistema más utilizado de mezcla de piedra y barro o cal en menor grado, o arena y cal. Los sillares rara vez forman parte de los muros y, cuando aparecen, su función es menos estructural que decorativa. Su utilización efectiva es mayor reforzando las esquinas. Los huecos que quedaban al finalizar las paredes se rellenaban con ripio. Esta pobreza en los muros se disimulaba con el enjalbegado o terciada con arena, denominada argamasa.

En las zonas rurales se suelen encalar los espacios entre las piedras que quedan al descubierto, aumentando notablemente la riqueza plástica del conjunto. El color blanco de los muros exteriores es una de las constantes más peculiares de las portadas y de la casa canaria. Junto a una motivación de orden estético, coexiste otra funcional relacionada con factores climáticos, ya que la cal refracta el calor y contribuye a crear un ambiente fresco en las viviendas.

En ocasiones se intenta ocultar, todavía más, con adornos en la pared, recuadros, esgrafiados, etc. Los esgrafiados son decoraciones con motivos geométricos. La monotonía del blanco queda compensada con la presencia de sillares en las esquinas -a veces, cubiertas también por cal-, cuyas uniones se resaltan con fajas blancas. En otras, la aparición de la piedra en el marco de vanos y en las jambas, convierte en secundario el resto del paramento y reduce la sencillez de las fachadas anteriores.

Las paredes se alineaban con la llana o iguala, aunque en muchas viviendas aparecen muros con rugosidades, o sobresalen las piedras habitualmente en fachadas laterales que pertenecen a las divisiones de las crujías. Miden tres o cuatro palmos de ancho, de 60 a 80 cm, se realizan hilada por hilada con o sin encofrado, y dejan los huecos de la puerta.

Muy curiosa resulta la utilización de pelo de animales en los muros. Mezclados con el barro, formaban una estructura muy compacta semejante al cañizo, que también aparece como componente de algunos muros que combinan la caña con el pelo.

Escudo
El escudo es un elemento escultórico cuya función se justifica exclusivamente para su colocación en el edificio y las portadas. Aunque tiene una función aparentemente decorativa, también constituye la expresión externa de los logros ennoblecedores de cada familia, es decir, la muestra más clara de su pretendida distinción diferenciadora. Por lo general, contiene varios cuarteles con las diversas alianzas familiares y, en algún caso, cada rama posee su propio escudo, por lo que aparecen dos en la fachada.

Los escudos figuran como un elemento imprescindible. No se encuentra en todas las viviendas o haciendas, ya que no todas las familias podían poseer el blasón de su apellido, dependiendo su concesión de las licencias otorgadas directamente por el Cabildo.

En las portadas de las haciendas de campo, los escudos se colocan en la parte alta y por lo general se realizan en piedra, aunque también es posible encontrar ejemplares más ricos en mármol.

Almenas
El uso de almenas -de origen militar- se generaliza en las casas de campo importantes, así como en las portadas de acceso. Constituyen un signo de grandeza y de separación clasista y simbolizan unas aspiraciones sociales que exigen ser destacadas.

En Canarias se utilizan desde el siglo XVI. Con el paso del tiempo, la almena perdió su sentido simbólico y se convirtió en un elemento convencional, aunque sin que desapareciera su evidente connotación clasista. Como en los escudos, la colocación de almenas en las casas requería de una autorización oficial previa del Cabildo.

Puertas
La puerta, siempre de madera, es un elemento arquitectónico muy mimado. Su emplazamiento, a la vista de los transeúntes, ocasionó que la labra se cuidara en extremo, creando muchas veces auténticas filigranas. Construidos los muros, y dejado el hueco para colocar las puertas, generalmente hechas de pinotea, se forraban sus interiores con tablas, siempre abocinadas para proporcionar más luz, y para evitar que el aire cerrase bruscamente las hojas, así como para permitir un más fácil acceso. Los dos lados se llaman gualderos o singuisarras y la parte superior o dintel, sobre o sobre puertas. El umbral, también chaplón o sardinel, en la parte inferior de la puerta, se presenta cubierto con madera o con una o más losas de piedra.

El sistema de apertura utilizado en las puertas era el de goznes o quicialeras. El gozne, también llamado argollón, macho o bullón, es el madero lateral de las hojas de la puerta, con dos salientes en los extremos. El superior encaja en un hueco circular que se practica en el sobre, y el inferior entra en la quicialera, hecha en metal y clavada en el chaplón.

Las hojas se agarran a los goznes por medio de alguazas, elementos de metal colocados en los dos extremos, o solamente en la parte superior, y bisagras. Las alguazas se representan bellamente decoradas en sus puntas, ya sea con motivos vegetales -caso de la flor de lis- o geométricos, mientras que las adabas o llamadores aparecen forjados de variadas formas.

El cerrojo se coloca casi siempre por fuera y al cerrarse, su brazo encaja en la cerradura o pestillera. Otro tipo a seguir es la tranca o aldabón, barra de hierro o madera que va desde el centro de la puerta al gualdero. Cuando es de hierro recibe también el nombre de cerrojo. Existe otra clase de tranca, exclusivamente de madera, que abarca todo el ancho del vano y encaja en unos rebajes laterales de los gualderos. El fechillo o pasador se emplea en la parte central de la hoja o uniendo a ésta con el sobre y el chaplón. Más común es la taramela, que consiste en un pedazo de madera, de frente curvo, clavado al sobre para que pueda girar y cerrar la puerta en la unión de las dos hojas.

Las puertas, por lo general de dos hojas, se destacan en fachadas con un marco de piedra o madera. El primero, presente en la mayoría de las islas, suele ser adintelado. El marco de madera más frecuente es el bocelado, mientras que en puertas más sencillas, son los mismos bordes de los gualderos y sobre, ocultos bajo el encalado, los que sirven de marco.

domingo, 6 de marzo de 2005

Las nubes de La Palma

Juan Carlos Díaz Lorenzo
Villa de Mazo

La elevada altitud de la isla y su condición oceánica hace que las formaciones nubosas aparezcan aisladas en el cielo

La Palma posee unas condiciones geográficas y orográficas excepcionales. La gran elevación de sus cumbres, hasta alcanzar los 2.426 metros de altura en el Roque de los Muchachos, en una superficie de 704 kilómetros cuadrados, convierte a la isla en una de las más altas del mundo en relación a su superficie.

La posición oceánica y latitudinal, en el cinturón de las altas presiones subtropicales, confiere al cielo de La Palma una limpieza y una luminosidad extraordinarias, así como un característico color azul intenso durante el día y una excelente visión del firmamento durante la noche. Estas poderosas razones, entre otras, han hecho de La Palma un territorio idóneo para las observaciones astronómicas, lo que ha motivado el asentamiento del mayor complejo astrofísico del hemisferio norte.

La variedad de microclimas existentes hacen del territorio insular un continente en miniatura, que motivan una sorprendente variedad de paisajes y de singular belleza, con ecosistemas diferentes situados a muy poca distancia y que ha sido uno de los reclamos de la promoción turística de la isla, lo que ha contribuido, sin duda, al conocido calificativo de "Isla Bonita".

Si consideramos el ámbito estrictamente meteorológico, las consecuencias de las condiciones geográficas también se hacen evidentes, pues La Palma tiene un cielo único, en el que en ocasiones aparecen nubes de extrañas y caprichosas formas, que son difíciles de ver en otros lugares del archipiélago.

Este es el argumento principal del libro titulado "Las nubes de La Palma", del meteorólogo valenciano Fernando Bullón Miró, miembro del Servicio de Meteorología del aeropuerto de La Palma, recientemente publicado por AENA, en el que nos muestra un interesante y original recorrido fotográfico por el cielo de la isla.

En el libro se recoge el trabajo paciente de unos cuarenta autores, que han contribuido con imágenes captadas en diferentes momentos y nos acercan con detalle y pulcritud al singular impacto que generan las nubes. En concreto, están presentes las 69 fotografías presentadas en una exposición que se celebró en el aeropuerto de La Palma en febrero de 2003, más otro centenar que completa el recorrido fotográfico.

Además del espectacular "mar de nubes" que se desploma en la cordillera de Cumbre Nueva o invade el interior de la Caldera de Taburiente, las nubes más vistosas y fotogénicas que se producen en La Palma son las que se forman en el seno de las ondas de montaña. La elevada altitud de la isla y su condición oceánica hace que estas aparezcan aisladas en el cielo y, al mismo tiempo, las dimensiones relativamente pequeñas del territorio insular hacen que estas sean también de menor tamaño en comparación con las nubes que se suelen formar en las cordilleras de las zonas continentales. De ahí que en La Palma se produzcan nubes propias de alta montaña, aunque con sus propias características.

La Palma constituye, además, un importante obstáculo anclado en medio del Atlántico, que altera los flujos de viento superficiales, "de tal manera que en ocasiones -señala Fernando Bullón- parece estar jugando con las nubes, formándolas, rompiéndolas y modelándolas en un proceso incesante".

La influencia del relieve en la meteorología y la climatología de cada zona de la isla constituye un factor determinante, debido no sólo a la gran elevación de las cumbres, sino también a la habitual presencia de humedad y nubosidad en las capas más bajas de la atmósfera.

La inversión térmica generada en el seno del anticiclón de las Azores, que afecta al archipiélago canario durante casi todo el año, provoca que la mayor parte de los días la nubosidad y los fenómenos meteorológicos queden posicionados entre los 1.500 y 2.000 metros, sin que pueda superar la elevación de las cumbres palmeras, quedando las zonas mejor expuestas a los alisios cubiertas con nubosidad, mientras que las zonas localizadas a sotavento, y las situadas por encima de la inversión, permanecen con el cielo despejado.

La disparidad en el reparto de las precipitaciones se refleja claramente en la media anual, de manera que en la zona Nordeste, expuesta a los alisios, se superan los 1.300 mm. y constituye el área más lluviosa de todo el archipiélago. Sin embargo, en algunas áreas costeras del Oeste de La Palma no se alcanzan los 200 mm. anuales, cantidad que más bien parece propia de áreas desérticas. A ello se suma el hecho de que la zona favorecida por el alisio y el mar de nubes recibe mucha menor insolación y, además, se ve beneficiada por la lluvia horizontal, que en ocasiones aporta más cantidad de agua que la lluvia vertical, por lo que las diferencias en el ambiente son aún mayores.

Lo más sorprendente de la meteorología palmera se produce cuando una perturbación atmosférica afecta a la isla. Las condiciones de tiempo son diferentes en cada una de las zonas, aunque estén situadas a muy poca distancia. Así, el paso de un frente frío puede provocar simultáneamente que en unas zonas haya viento, niebla, lluvia y que en otras el cielo esté despejado. Además, esas condiciones tan diferentes pueden mantenerse durante horas o incluso días enteros. El caso más extremo se produce cuando nieva en las cumbres -con temperaturas bajo cero-, niebla y fuertes vientos, y al mismo tiempo, y a muy pocos kilómetros a distancia, se puede disfrutar del sol, viento en calma y agradables temperaturas en el litoral.

Los vientos dominantes en Canarias procedentes del Nordeste, los alisios, llegan a La Palma tras un largo recorrido marítimo, cargados de humedad en las capas inferiores, formándose nubes bajas que no alcanzan los puntos más elevados de la isla. Se pueden disfrutar entonces, desde las altas cumbres, de la espectacular visión del famoso "mar de nubes".

Por encima, la atmósfera se muestra libre de nubosidad y con una visibilidad excelente, asomando en el horizonte las cimas de las islas de El Hierro, La Gomera y Tenerife, sobre la que destaca El Teide. Mientras tanto, en las laderas que quedan a sotavento, el "mar de nubes" desciende y provoca la formación de sorprendentes y vistosas "cascadas de nubes". El fenómeno se hace especialmente atractivo sobre la cordillera de la Cumbre Nueva, a unos 1.400 metros de altitud, donde la masa nubosa se desploma literalmente a sotavento en una "cascada" de dimensiones espectaculares, que cautiva a propios y extraños. Cuando los vientos fuertes remontan la isla se forman ondas de montaña a sotavento, en cuyo seno se generan curiosas nubes denominadas "nubes de onda", que permanecen estáticas durante horas cambiando continuamente de aspecto y adoptando formas muy variadas y caprichosas. Las nubes más bajas giran sobre sí mismas en el seno de ondas llamadas "rotores". A mayor altura aparecen otras nubes que tienden a adoptar aspecto de lentes y a veces se parecen a los platillos volantes. Son las "nubes lenticulares".

Por la orientación geográfica de La Palma, los vientos alisios circulan oblicuos a las costas septentrionales y orientales, lo que produce desviaciones de dirección originadas por la orografía litoral y origina a lo largo de la masa montañosa una banda nubosa, con las características propias del "mar de nubes".

Desde Punta Cumplida, en Barlovento, se manifiestan dos direcciones en el alisio: una hacia el Oeste, que bordea la Punta del Mudo, en Garafía, en donde una nueva desviación tangencial sigue la costa hasta Puntagorda y la otra bordea la vertiente oriental. Aquí ocurre un hecho interesante, ya que se establece una zona de calmas, en la que escasean las nubes y la insolación y la evaporación es muy elevada.

Como consecuencia de esta dirección oblicua, en algunos tramos, paralelo a la costa y como el espesor del flujo del alisio no excede de 700 metros -sólo en casos excepcionales alcanza los 1.400 metros-, la orografía del litoral origina numerosas sombras eólicas, produciéndose en consecuencia una gran variedad de climas locales, sin que falten, incluso, pequeños efectos Foehn en la vertiente oriental.

Ello permite establecer una serie de delimitaciones, explica el eminente catedrático palmero Leoncio Afonso. Así, desde Punta Cumplida hasta el barranco de La Galga se extiende una zona orientada al NE, que se caracteriza por una mayor suavidad en el flujo del alisio en su ascendente por la pendiente y que no se acelera por desviación.

En la costa de Puntallana se produce la aceleración del alisio por desviarse al tropezar con las montañas de Tenagua y Zamagayo, cuyas cimas rebasan los 500 metros. Este obstáculo orográfico origina una sombra eólica que cubre la costa hasta el Lomo de La Oveja, en las Breñas. Estas condiciones climáticas justifican la ausencia de laurisilva, salvo en las umbrías de los barrancos y permiten a las xerófilas de costa trepar hasta el límite inferior del pinar.

Hacia el Sur se acelera el alisio y la altura no favorece la formación y acumulación de la capa de nubes. Durante el día, la virazón adquiere su máxima intensidad en las horas más calurosas, es decir, cuando el gradiente término horizontal entre tierra y mar registra sus valores más altos. Las temperaturas relativamente reducidas y la elevada humedad relativa se explica por la existencia de reliquias de vegetación umbrófila cerca de las zonas costeras, como son barbuzanos, mocaneros, etcétera.

Entre La Rosa y Velhoco se produce una gran acumulación del "mar de nubes" y se combina con la brisa, ya que no puede rebasar, o lo hace débilmente, la arista montañosa. El clima es templado y húmedo, con primaveras frescas, lloviznas y días cubiertos e incluso en los meses de junio y julio se registran algunas precipitaciones.

Desde Tiguerorte hasta la Punta de Fuencaliente impera un clima influenciado por la gran aceleración del alisio, con vientos de cierta intensidad paralelos a la costa, que produce en ocasiones el efecto Foehn e impide la acumulación de nubes en las cumbres. En la Punta de Fuencaliente se distingue claramente en el mar la línea divisoria del avance del alisio.

La inversión pierde altura en dirección Norte-Sur. En Mazo se produce a una altura inferior -entre 300 y 400 metros- a la de Barlovento, debido al ángulo de incidencia en el relieve y la aceleración a lo largo de su recorrido, siendo entonces menor el ascenso de la capa húmeda. Un panorama similar ofrece el alisio en Garafía, en la zona de Llano Negro, que es el límite Oeste del mar de nubes y cuando tiene una dirección más hacia el Norte alcanza a Hoya Grande. En la costa, el viento NE se acelera en Juan Adalid y más al Sur en Lomada Grande, hasta alcanzar Puntagorda, aunque sin la escolta de las nubes.

La altura de la Cumbre Nueva permite que el manto de nubes la desborde con frecuencia y en su descenso por la vertiente de sotavento aporte humedad suficiente para mantener la formación de fayal-brezal en la ladera. Sólo en la parte Norte, que es más alta, se encuentra el pinar. Sin embargo, la altura de la Cumbre Vieja no permite que el alisio la rebase, por lo que domina el pinar, que desciende a zonas más bajas, dadas las condiciones climáticas.

El valle de Aridane, normalmente protegido del alisio, está muy afectado por las invasiones africanas, registrando elevadas temperaturas y en ocasiones la presencia de aire sahariano resulta brutal, llegando a registrar los termómetros más altos del archipiélago.

Pese a la benignidad del clima canario, en ocasiones -como en el invierno que estamos viviendo- se producen fuertes borrascas que originan fenómenos violentos e imágenes poco habituales, cuyos antecedentes se remontan, en algunos casos, a varios años o décadas atrás. Cuando las borrascas atlánticas se acercan a La Palma se originan fuertes vientos, cuya velocidad se acelera debido al relieve insular. En ocasiones alcanzan registros huracanados y constituyen un mal trago para la agricultura palmera.

Entre los fenómenos meteorológicos especialmente adversos y recientes hay que recordar el acontecido el 20 de noviembre de 2001, fecha en la que mientras una fuerte tormenta descargaba en las cresterías y provocaba cascadas cayendo por las paredes de la Caldera, en la parte baja, por donde caminaban los senderistas, el sol continuaba brillando, lo que hizo que éstos fueran sorprendidos por la avalancha de agua que corrió por el barranco de Las Angustias. Asimismo, en los meses invernales se pueden producir súbitas irrupciones de vientos fríos del Norte que dejan las cumbres cubiertas de nieve y hielo. Las tormentas eléctricas, sin embargo, son poco frecuentes.

Por último es de destacar que cuando la nubosidad se rompe debido al elevado relieve insular, genera unos huecos que permiten el paso de los rayos solares e inciden directamente sobre las cortinas de lluvia, lo que origina el siempre llamativo fenómeno del arco iris, que puede observar con relativa frecuencia en la isla de La Palma.

domingo, 27 de febrero de 2005

Los primeros años del aeropuerto de Mazo


En octubre de 1950, el ayuntamiento macense ofreció los terrenos de La Caleta para construir el aeródromo insular

Juan Carlos Díaz Lorenzo
Villa de Mazo

En octubre de 1950, cuando aún no había sido construido el aeropuerto de Buenavista, el Ayuntamiento de Villa de Mazo -en tiempos del alcalde Toribio Brito de Paz-, había manifestado en sesión plenaria su disponibilidad para construir el aeropuerto que La Palma necesitaba en la zona costera del municipio y lo expresa en los siguientes términos:

"No disponiendo esta Isla de ningún campo de aviación y siéndole muy necesario (…) este Ayuntamiento hace constar que en la llanura existente en este municipio, en el pago de Monte de Breña, lugar conocido por La Caleta cercano al mar (…) a su juicio pudiera reunir las condiciones precisas para dicho aeródromo por lo que vería con satisfacción, que se construyera éste en el lugar indicado, a cuyo efecto, y pese a las dificultades económicas de este Ayuntamiento, está dispuesto a la entrega de los terrenos que haya de ocupar la obra que se solicita".

Casi a finales de la década, en julio de 1959, los técnicos del Cabildo Insular de La Palma iniciaron las mediciones de un trozo de terreno en la citada zona de la costa de Mazo, como una posible alternativa para construir un nuevo aeropuerto. El Ayuntamiento reiteró entonces su ofrecimiento, contactando incluso con los propietarios de los terrenos para su cesión gratuita.

El 18 de agosto de aquel año se hizo público el primer anteproyecto de sustitución por otro campo de aviación que iría ubicado en la costa de Fuencaliente. La propuesta fue desechada, lo mismo que otra que proponía su emplazamiento en terrenos de Puntallana.

A principios de 1963, el Cabildo Insular de La Palma había contratado a un técnico y a tres ayudantes del Servicio Meteorológico del Ministerio del Aire para que hicieran el estudio de vientos y aportaran la información necesaria. En febrero, el Ayuntamiento de Mazo inició una campaña informativa dirigida a los propietarios de los terrenos y a mediados de septiembre llegó a la Isla el coronel José Luis Servet, jefe de Obra de Aeropuertos, del citado Ministerio.

En octubre de 1963, el Cabildo Insular encargó un estudio de dominio de vientos en la zona de Punta Ganado, en la costa de Mazo. Después de realizar varios estudios topográficos e iniciar las negociaciones con el Ministerio del Aire se decidió su emplazamiento definitivo en la Punta de las Lajas, a unos 30 m de altitud en la zona costera del citado municipio.

Los estudios meteorológicos obtuvieron resultados positivos y el Cabildo Insular inició las gestiones para la adquisición de los terrenos necesarios para su cesión al Ministerio del Aire. El Ayuntamiento de Villa de Mazo accedió de inmediato haciendo un llamamiento a los propietarios para que no pusieran obstáculos. Y los vecinos, "en un gesto cívico admirable, que no fue -como afirmaba José Antonio Soler tiempo después- a su debido tiempo valorado, cedieron generosamente al Cabildo sus tierras, por una cantidad simbólica", como apunta Cirilo Velázquez en su libro Historia general de Villa de Mazo.

En marzo de 1964, el ministro de Hacienda, Mariano Navarro Rubio, con motivo de una visita oficial a Santa Cruz de Tenerife, ofreció una partida de 240 millones de pesetas destinadas a las obras del aeropuerto palmero, comprometiéndose el gobernador civil, Juan Pablos Abril, a enviar de inmediato el anteproyecto al Ministerio del Aire. A finales del mes de abril, el coronel Servet volvió a La Palma para entrevistarse con las autoridades de Villa de Mazo y tratar los detalles del citado documento.

En septiembre del citado año, la empresa especializada Aerocam comenzó el estudio para determinar el presupuesto definitivo de las obras. Unos días después, el 19, encontrándose en la isla el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, el presidente del Cabildo recibió un telegrama desde Madrid con la noticia de la aprobación técnica del anteproyecto, que se encontraba redactado a finales de diciembre, con un presupuesto total de 298.786.164 pesetas.

Características
El aeropuerto, según los estudios técnicos, tendría una pista de vuelo de 1.700 metros de longitud, lo que habría de permitir en el futuro las operaciones de aviones reactores de los tipos DC-9 y Boeing B-727. Está situado a 29 metros sobre el nivel del mar, en orientación Norte-Sur, presenta vientos moderados del primer cuadrante, con temperaturas de 20 a 25º, y escasez de lluvia o nubes bajas que puedan afectar a la visibilidad en pista o en aproximación.

En febrero de 1965, el Cabildo Insular aprobó una partida de 42,1 millones de pesetas y la Mancomunidad Interprovincial aportó otros 60,2 millones más para acometer las vías de acceso al nuevo aeropuerto, así como algunas obras menores relacionadas con el mismo.

El 10 de abril se celebró una asamblea en el Cabildo Insular, presidida por el delegado insular del Gobierno, Manuel Rodríguez la Rubia, a la que acudieron los alcaldes de la isla y otras representaciones, siendo informados detalladamente del proyecto y en noviembre de ese mismo año, el propio ministro del Aire, general José Lacalle Larraga, expresó en público su apoyo a la construcción del nuevo aeropuerto, que había generado grandes expectativas e ilusiones entre la sociedad palmera.

A finales de mayo visitó La Palma el ministro Laureano López Rodó, comisario del I Plan de Desarrollo, cuando ya se había recibido la orden para la adquisición de los terrenos. En agosto salieron a concurso las obras por un importe de casi 233 millones de pesetas, aunque el proceso de aplazó, por disposición de la Subsecretaría de Aviación Civil, hasta el 12 de diciembre, espacio de tiempo en el que ingenieros y técnicos de diversas compañías hicieron estudios sobre el terreno para elaborar sus propuestas al Estado.

En agosto de 1966 salieron a subasta las obras del nuevo aeropuerto insular, que incluyen la pista de vuelo, edificio terminal, centro de emisores, central eléctrica y torre de control, por un importe de casi 270 millones de pesetas. Los trabajos de la pista de vuelo fueron adjudicados a la empresa Aeródromos y Carreteras, S.A., que inició las obras a principios de 1967.

A finales de 1966, el Consejo de Ministros aprobó definitivamente el expediente del nuevo aeropuerto de La Palma. En enero de 1967 se publicaron los nombres de las empresas adjudicatarias: Empresa Portuguesa Aeródromos y Carreteras, S.A. se haría cargo de la pista de vuelo; Entrecanales y Távora, S.A., de los diferentes edificios (terminal de pasajeros, torre de control y centro emisor) y Wat S.A. de las instalaciones eléctricas.

En febrero de 1967 se redactó el proyecto del trazado de la nueva vía de acceso al aeropuerto por la costa, dirigido por el ingeniero-jefe provincial de Obras Públicas, Juan Amigó de Lara. A mediados de marzo, después del replanteo, comenzaron las obras de la pista de vuelo bajo la supervisión del comandante Azcárraga.

A comienzos de 1968 estaba aprobado el proyecto de la vía costera de acceso al aeropuerto, de 4,4 kilómetros de longitud, que salió a subasta en junio de 1969 con un presupuesto de 36,8 millones de pesetas, siendo adjudicada al contratista Tomás Toledo. Los trabajos comenzaron en abril de 1970.

En junio de 1968 llegó a la isla el general Miguel Guerrero García, jefe de la Zona Aérea de Canarias, con la finalidad de inspeccionar las obras, acompañado, entre otros, del subdirector general de Infraestructuras del Ministerio del Aire, coronel López Pedraza, destacado valedor del programa de obras aeroportuarias de las Islas Canarias en aquella época.

El 28 de octubre de 1969 visitó las obras el ministro del Aire, general José Lacalle Larraga, acompañado por las autoridades insulares que acudieron a recibirle, entre los que se encontraba Alfonso Henríquez Tabares, que ocupaba el cargo de delegado del Gobierno y Manuel Pérez Acosta, la presidencia del Cabildo. Por entonces se había anunciado el proyecto de ampliación de la pista de vuelo en 800 metros y se acometía la construcción de los edificios de contra incendios y de servicios.

Actos de inauguración
En enero de 1970, el nuevo titular del Ministerio, general Julio Salvador Díaz Benjumea, visitó las obras, que estaban a punto de concluirse. El 24 de febrero aterrizó el primer avión, un DC-3 del Ejército del Aire tripulado por el comandante Benítez Góngora, en el que viajaba, entre otras personalidades, el general-jefe de la Zona Aérea de Canarias, Miguel Guerrero. El 3 de abril siguiente se iniciaron los vuelos directos entre La Palma y Gran Canaria con aviones Fokker F-27.

La inauguración oficial se celebró el 15 de abril siguiente, fecha en la que el Boletín Oficial del Estado publicó la disposición del Ministerio del Aire que autorizaba el servicio aeronáutico en el nuevo aeropuerto y el cese del anterior. Ese mismo día, el primer vuelo de Tenerife operó en el aeródromo de Buenavista y el siguiente, con un intervalo de dos horas, lo hizo en el nuevo aeropuerto de Mazo.

Un avión Fokker F-27 de Iberia, Río Pisuerga, al mando del comandante tinerfeño Vicente Ramos, aterrizó en el nuevo aeropuerto llevando a bordo a las primeras autoridades civiles de la provincia -entre ellos iba Gabriel Elorriaga Fernández, gobernador civil, y José Miguel Galván Bello, presidente de la Mancomunidad de Cabildos y del Cabildo de Tenerife, respectivamente-, que fueron recibidas por las autoridades civiles y militares de La Palma y una gran muchedumbre, de gentes venidas desde todos los pueblos de la isla, así como paisanos desplazados desde Tenerife y Gran Canaria, que no quisieron perderse el acontecimiento.

Entre los invitados de aquel vuelo se encontraba el comandante Luis Guil Valverde, que había sido copiloto de José María Ansaldo cuando el primer vuelo de Iberia al aeropuerto de Buenavista. Francisco Laína García, delegado del Gobierno; Manuel Pérez Acosta, presidente del Cabildo (que viajó en el vuelo inaugural); comandante militar, teniente coronel Ildefonso Jiménez Rubio; alcalde de Santa Cruz de La Palma, Gabriel Duque Acosta; vicepresidente del Cabildo, José Francisco García Méndez, y alcalde accidental de Villa de Mazo, Teófilo Barrera Rodríguez.

En declaraciones a los medios informativos, el presidente de la Mancomunidad de Cabildos, José Miguel Galván Bello, destacó el factor humano y dijo que "La Palma ha dado su paso decisivo hacia la total y completa incorporación al Archipiélago. En resumen, este nuevo aeropuerto es sólo el punto de arranque, de despegue, para toda una nueva etapa en la historia de la Isla". El presidente del Cabildo Insular, Manuel Pérez Acosta, manifestó que "esta es la culminación de una obra importantísima, obra que es producto del esfuerzo y colaboración de muchos hombres y entidades que -codo a codo- tuvieron conciencia plena de cuanto se les exigía. Es el comienzo de una nueva era, pues desde hoy queda olvidada para siempre aquella sensación de aislamiento".

El delegado del Gobierno, Francisco Laína García, dijo a los periodistas que "hemos puesto grandes ilusiones en lograrlo. Ya lo tenemos y, al mismo tiempo, se ha puesto al descubierto otro factor que, en orden al turismo, está representado por la insuficiencia hotelera", un tema en el que profundizó el delegado provincial de Información y Turismo, Manuel Delgado Aranda: "Es, sin duda, el catalizador de las iniciativas turísticas que, en estado latente, en toda La Palma esperaban este momento. La Palma tiene ya vía libre en el camino del turismo, senda por la que marchará con éxito indudable".

El 12 de diciembre de 1970, el ministro del Aire, general Julio Salvador Díaz-Benjumea, inauguró oficialmente el nuevo aeropuerto. En aquella ocasión, el ilustre militar, después de escuchar los discursos de las autoridades insulares, manifestó que "para mí es verdaderamente agradable, y me produce una gran satisfacción, estar aquí con las autoridades provinciales y con las fuerzas vivas de esta isla. Más agradable y mayor satisfacción aún, los resultados que vamos recibiendo de este trabajo realizado con verdadero espíritu de equipo, entre el Ministerio del Aire, las autoridades provinciales y las locales. Realmente, la belleza de la isla, su luz, su color, su clima, al fin y al cabo son un regalo de la providencia, pero su prosperidad y el aumentar sus fuentes de riqueza está en vuestras manos".

El aeropuerto disponía entonces de una pista de vuelo marcación 01/19 de 1.700 metros de longitud x 45 metros de ancho y una plataforma de estacionamiento de aeronaves de 9.000 m2. Precedido, unos días antes, por un vuelo especial de un DC-9 de Aviaco en el que viajaron técnicos del INI y del Ministerio del Aire, el día 16 de diciembre aterrizó oficialmente el primer avión reactor en el nuevo aeropuerto de La Palma, un DC-9 de Iberia bautizado con el nombre de Ciudad de Santa Cruz de La Palma, matrícula EC-BQZ, que aterrizó procedente de Madrid y Tenerife, con 44 pasajeros a bordo, pilotado por el comandante Carlos Calderón.

El balizamiento, aproximación y ayudas radioeléctricas consistían en un radiofaro omnidireccional y localizador de pista. El horario operativo quedó fijado en orto-ocaso. El edificio terminal ocupaba una superficie de 1.150 m2 y 600 m2 de terraza y en febrero de 1974, cuando concluyeron todas las obras e instalaciones, se publicaron las servidumbres aeronáuticas. El tráfico aéreo interinsular se realizaba exclusivamente con aviones Fokker F-27, con una frecuencia de cuatro vuelos diarios desde Tenerife y uno desde Gran Canaria y que fueron incrementándose en número hasta alcanzar 18 vuelos diarios en 1979.

Hasta entonces el aeropuerto cumplía con su misión de acuerdo con las demandas del tráfico comercial del momento, pero el desarrollo de la Isla reclamaba otras actuaciones que iban más allá del servicio regular que prestaba la compañía Iberia con la flota Fokker F-27, máxime cuando así lo estaba demandando la propia sociedad palmera y las propias compañías aéreas. Como dato significativo, el transporte aéreo en la Isla experimentaba importantes incrementos, pues había pasado de 80.000 pasajeros en 1970, a casi 340.000 a finales de la década.

domingo, 13 de febrero de 2005

Retazos de la historia de Fuencaliente


En 1925 tomó posesión el primer médico titular del pueblo, José Asinou, con un sueldo de 1.500 pesetas anuales

En 1911, dos vecinos de Fuencaliente, Juan Pérez Díaz y Juan Torres Díaz, compraron el primer camión que tuvo el pueblo, un vehículo de la marca Albion, que acabó sus días arrimado en la cuneta, donde fue desmantelado. El conductor de este camión, llamado Modesto, vino de Las Palmas a trabajar en el pueblo.

Juan Carlos Díaz Lorenzo (Cronista Oficial de Fuencaliente)
Tazacorte

A comienzos de la década de los años veinte, ambos, en unión de Cipriano Díaz Martín, compraron otro vehículo de la marca Mercedes, que tenía las ruedas de madera y macizas.

En 1928 llegó el primer coche propiedad de un vecino de este pueblo. Se trataba de un Chevrolet, de paquete, propiedad de Benito Hernández, "que tenía las ruedas delgaditas como las de las bicicletas" -recuerda Maximino Francisco- y le costó a su propietario unas cinco mil pesetas. Este vehículo pasó después a la propiedad de Abraham Bienes y más tarde lo tuvo Gabriel Hernández, vecino de La Fajana, que lo utilizó como taxi. Otro vecino, Berto Leal, también tuvo un coche que utilizó como taxi.

En 1947, Vidal Lorenzo Hernández, vecino de Las Indias, compró un Chevrolet pequeño, con el que comercializó vinos y otros productos en el valle de Aridane y Santa Cruz de La Palma, principalmente.

En el año 1950, otro vecino de Las Indias, Antonio Hernández de Paz, adquirió un camión Indiana, de motor de gasolina, que posteriormente fue sustituido por un motor diésel, manejado por Casiano Hernández y Domingo Cabrera. Este vehículo había sido propiedad, con anterioridad, de los hermanos Félix y Luis Lorenzo, vecinos de Los Canarios. Posteriormente lo compró Luis Torres y más tarde Vidal Lorenzo. Todavía existe, en el taller de Roberto Cutillas, en Los Llanos de Aridane.

Antonio Felipe Torres fue el propietario de la primera guagua que tuvo Fuencaliente. Vino a comprarla en Tenerife y, según recuerda Maximino Francisco Pérez, era "una guagua perrera, vieja, de matrícula baja, pero marcó un hito en la historia del pueblo".

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Una Real Orden de fecha 16 de enero de 1913 fijó la demarcación de los partidos judiciales en La Palma, quedando la isla dividida en dos distritos. El de Los Llanos de Aridane, al que pertenece Fuencaliente, comprende, además, los municipios de El Paso, Tazacorte, Tijarafe, Puntagorda y Garafía.

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Después de un largo proceso administrativo, el 18 de agosto de 1914, siendo alcalde Pedro Cabrera Hernández, el Ministerio de Fomento dispuso una Real Orden, publicada en La Gaceta de Madrid el día 21 del mismo mes e inserta en el Boletín Oficial número 105, por la que se admitían provisionalmente las subvenciones y anticipos a las propuestas del concurso para la construcción de los tres caminos vecinales que enlazarían Las Caletas, Los Quemados y Las Indias con la carretera de Santa Cruz de La Palma a Candelaria, "mejora de importancia para el interés general de este vecindario", con un presupuesto de 60.125 pesetas, de las que se anticiparon 21.283,32 pesetas.

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Otro decreto de 20 de marzo de 1916 dividió a La Palma en dos distritos electorales, correspondientes a cada uno de los partidos judiciales citados. El primer diputado elegido por el segundo distrito, en el que contaron los votos de Fuencaliente, fue Luis Malaver y Serrano.

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El 2 de enero de 1916, en tiempos del alcalde anteriormente citado, se creó la primera plaza de guarda municipal jurado en Fuencaliente "a fin de que se observen las más elementales reglas de policía rural y orden público y se puedan corregir los abusos que se cometen por los dueños de ganado, especialmente las cabras, por conducirlas sin bozal ó de diestro á los pastos de sus dueños, según está prevenido por el Ayuntamiento desde hace tiempo con general aceptación del vecindario". El primer guarda municipal fue Manuel Rodríguez Martín, con un sueldo de 365 pesetas anuales "y tercera parte de las multas por faltas que denuncie" y "cuando haya fondos se le provea del uniforme y armamento con los requisitos legales".

También se acordó, en ese mismo día, publicar un bando "imponiendo la multa municipal desde cincuenta céntimos de peseta á una peseta cincuenta céntimos por cada res cabría que se encuentre sin bozal ó conducida de diestro por los dueños ó pastores por los caminos ó serventías antes de llegar á sus fincas propias, á fin de evitar tantos abusos y daños como se vienen cometiendo, denunciándose dicha falta a la alcaldía y cuando haya daños al Sr. juez municipal para su castigo".

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El 30 de enero de 1916, el Ayuntamiento acordó, atendiendo a una solicitud del Cabildo, contribuir con la donación de los postes necesarios para el tendido de la línea telefónica insular a su paso por el territorio municipal y una treintena de peones para los trabajos necesarios, en consideración a la "importancia general" del nuevo servicio.

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En abril de 1920 se pusieron a disposición de Obras Públicas los terrenos para la construcción del camino vecinal de La Cruz de las Cabezadas, "del poblado de Las Indias a la carretera de Santa Cruz de La Palma a Candelaria", en el kilómetro 34. No hubo oposición de los propietarios de los terrenos a facilitar su cesión, en el plazo de ocho días.

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Año importante en la historia de Fuencaliente el de 1925. El Ayuntamiento pleno, reunido bajo la presidencia de Pablo Pérez Díaz, celebró su primera sesión el 4 de enero del citado año y lo fue con un estreno, al tomar posesión de su plaza de médico titular el doctor José Asinou y Jubar, con un sueldo de 1.500 pesetas anuales, más una prima de 150 pesetas por desempeñar el cargo de inspector municipal, con derecho a quinquenios.

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Fuencaliente contribuyó al homenaje que la ciudad de La Laguna tributó en 1925 al ilustre Adolfo Cabrera Pinto, con motivo de su jubilación, aportando 60 pesetas para la celebración de los actos.

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El catedrático de la Universidad Central, Lucas Fernández Navarro, visitó Fuencaliente en el mes de julio de 1925, para realizar estudios científicos en el lugar donde se encontraba la célebre Fuente Santa, cobrando por los trabajos 1.000 pesetas, de las que se le pagaron por adelantado 500 y el resto cuando entregase el dictamen.

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El 20 de febrero de 1927 funcionó, por primera vez, un motor para generar la luz eléctrica en Fuencaliente. Se trataba de un aparato Siemens, de fabricación alemana, propiedad de Abraham Bienes Pérez y de su cuñado Julián Torres Díaz. Ambos comerciantes fueron los propietarios, asimismo, de la molina de gofio que existió en el pueblo y también del primer cine, si bien "a la gente no le gustaba, porque era mudo y al poco tiempo lo sacaron", según recuerda Nieves Bienes. Era alcalde del municipio, Pablo Pérez Díaz, vecino de Las Caletas.

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La primera venta de comestibles que existió en Las Indias, conocida como de la Pina, abrió sus puertas en 1929 y estuvo situada en una casa próxima a la curva de la Pared Nueva. Posteriormente, allí estuvo también una escuela primaria. De 1945 a 1989 existió otra venta, la de Vidal Lorenzo y Tana Hernández.

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Gumersindo Curbelo Yanes, destacado comerciante, instaló en 1939 la primera bomba de gasolina que existió en Fuencaliente, situada a la entrada norte del pueblo, muy cerca de donde está la actual. El combustible se almacenaba en bidones y más tarde, la Casa Duque -concesionaria general en la Isla- instaló un depósito de mayor capacidad. Otra bomba de gasolina de Texaco existió en la esquina del establecimiento de Rafael Hernández Conde, donde hoy está el bar Parada. Gumersindo Curbelo Yanes sería alcalde de Fuencaliente en dos ocasiones durante los años de la II Guerra Mundial.

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Uno de los taxis más famosos de Fuencaliente fue, sin duda, el que tuvo Casiano Hernández Hernández. El coche, un Chevrolet de seis cilindros y 21 caballos, con dos ruedas de repuesto, llantas del 18, cerrado y cuatro puertas, matrícula TF-5719, disponía de ocho plazas y lo había comprado en Tenerife un vecino de Las Indias, Julián Narciso, en la cantidad de 90.000 pesetas, una cifra importante para la época. Luego lo tuvieron Quiterio Carballo, Cándido Francisco y Alberto Torres, respectivamente.

En 1950, lo compró Casiano Hernández en 60.000 pesetas. Fue, en realidad, el primer taxista que tuvo Fuencaliente. Entonces no era, desde luego, un negocio rentable. El coche estuvo en funcionamiento hasta 1963. Los viajes con pasajeros eran escasos y por eso las más de las veces aprovechaba para llevar y traer garrafones, quesos y otras mercancías, así como otros encargos, entre los que se puede citar medicamentos, que luego los vecinos -cuando no podían- pagaban a plazos. Muchas veces, Casiano Hernández salió de madrugada de su casa, atendiendo a la súplica de los vecinos para llevar a niños y mayores enfermos a los médicos Manuel Morales, en Tazacorte y Pedro Hernández Torres, en Los Llanos de Aridane.

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El 1 de abril de 1954, el pleno municipal -alcalde, Emilio Quintana Sánchez- acordó proceder a la expropiación del solar y la casa propiedad de Ángel Díaz Duque, para construir un hogar rural para el Frente de Juventudes. El 11 de mayo se autorizó la compra de los terrenos e, iniciados los trabajos, en 1959 finalizó su construcción. En este edificio se instaló en 1967 el Teleclub, una iniciativa del Ministerio de Educación y Ciencia y en la actualidad es la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos de La Palma.

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En el transcurso del año 1956 se realizaron los trabajos de apertura de la pista Las Vistas - Llano de Los Cestos, de indudable interés forestal para la zona.

domingo, 6 de febrero de 2005

Una tragedia envuelta en misterio


Insistentes bulos y rumores justificaban la desaparición del "Fausto" en una supuesta escapada a Venezuela

Transcurridos 17 días desde que saltó la alarma de la desaparición del moto-pesquero Fausto y del intenso trabajo por unidades de la Marina de Guerra y del Ejército del Aire, se dio oficialmente por finalizada la búsqueda del infortunado barco y de sus tripulantes.
Juan Carlos Díaz Lorenzo
Tazacorte

Los aviones del SAR suspendieron sus vuelos y las unidades de la Armada regresaron a Las Palmas, aunque se mantenía el estado de alerta. El teniente de navío Manuel Carrillo Robles, ayudante militar de la Marina en La Palma, fue designado juez especial para la instrucción del sumario.

El comandante del buque hidrográfico Cástor, teniente de navío José Manuel Bausá Caballero, en unas breves declaraciones a DIARIO DE AVISOS descarta la posibilidad de un accidente y su desaparición la atribuía "a la ignorancia que han demostrado tener los tripulantes. Siguiendo las indicaciones del Duquesa tendrían que estar en tierra hace varios días; al fallarles ésa, como mínimo es exigible que sigan lo más elemental, el sol. Por el combustible que llevan, calculadas como están las corrientes y la velocidad media de seis millas, la falúa debe encontrarse en la zona cada vez más ancha de los rastreos".

Igualmente meritoria resultó la labor desempeñada durante todo este tiempo por los radioaficionados canarios. La estación EA8-BQ, de Rodrigo Rodríguez, vecino de Tazacorte, logró localizar al capitán del Duquesa, que se encontraba en Rotterdam y confirmó su encuentro con los tripulantes del Fausto, así como su posición, el suministro de agua y víveres realizado, así como gasoil para 18 horas de navegación.

A principios de agosto se inició un período en el que surgieron noticias confusas, comunicados y posteriores desmentidos, procedentes de emisoras de radioaficionados, estaciones de radio y prensa diaria del extranjero, siempre relacionadas con la aparición del Fausto.

La estación venezolana YV5-CTZ, de Juan Roberto Martín, un palmero afincado en Caracas, comunica a EA8-BQ que ha recibido una llamada de un radioyente que había escuchado en la emisora Radio Rumbo una noticia relacionada con el supuesto hallazgo, comprobándose después que se refiere al encuentro habido con el mercante británico Duquesa.

DIARIO DE AVISOS se ocupa también de los insistentes rumores que circularon en aquellos angustiosos días de quienes situaban la aventura del Fausto en una escapada hacia Venezuela, emulando la aventura de la etapa de los veleros de la emigración clandestina.

El 2 de agosto, un informe de un radioaficionado, en manos de la Ayudantía de Marina de La Palma, decía que el Fausto había llegado a Puerto La Cruz "con cuatro tripulantes en buen estado de salud, con provisiones sobrantes y de que habían sido atendidos por las autoridades".

"Un bulo hizo al Fausto en Venezuela", titula DIARIO DE AVISOS y amplía el comentario con unos párrafos, en los que dice lo siguiente:

"Tal insistencia han tenido los comentarios en torno a una posible aventura del Fausto hacia Venezuela, comentarios que han sido aderezados con toda clase de condimentos y argumentos, que por fin llegó el bulo con visos de realidad. Esta realidad, esta triste realidad, entraña un inquietante peligro en la continuación de las tareas de búsqueda. Éstas tienen que persistir indesmayablemente con todos los medios que al alcance se tengan.

Una vez más, un bulo corrió por nuestra Isla haciendo concebir ilusorias esperanzas y la alegría y tranquilidad a determinados hogares isleños.

"¡Ojalá apareciera en Venezuela! Así sabríamos dónde está. Mas, desgraciadamente, no conocemos el actual destino del ya tristemente famoso Fausto".

El 4 de agosto, el periódico El Día publica el texto de un telegrama dirigido a Adelto Acosta Herrera, en Santa Cruz de Tenerife, que dice textualmente: "Venezuela recibió mensaje del barco Fausto. Salieron a rescatarlos. Juan". El firmante es Juan García Pino, hermano del pasajero que embarcó en El Hierro. Al leer la noticia, un radioaficionado palmero logró localizar en Valencia, a través de otro colega venezolano, al citado Juan García Pino, quien aclaró que su telegrama se refería a que en Venezuela se sabía la noticia de la desaparición y que lógicamente se saldría en su busca.

Papel de los radioaficionados
Otro radioaficionado venezolano estableció comunicación con un colega de Tenerife para informar que el periódico El Nacional publicaba la noticia de que una embarcación de las características del Fausto había sido avistada por aviones del Air Force Rescue en la posición 28º 15’ N y 29º 45’ W, lo que provocó que todos los radioaficionados disponibles se lanzaran a la búsqueda de un contacto con el organismo norteamericano de salvamento citado o de averiguar cuáles eran las fuentes de información que habían suministrado la noticia al periódico caraqueño.

Tres estaciones de radioaficionados de la provincia tinerfeña, EA8-BQ, EA8-FD y EA8-DX, así como otras nacionales y extranjeras, trataron por todos los medios disponibles a su alcance y durante muchas horas, de contrastar la veracidad de la noticia, hasta que se logró contactar, en la madrugada siguiente, con las autoridades marítimas de La Guaira y Puerto la Cruz, las cuales desmintieron el supuesto hallazgo del pequeño barco palmero. Al mismo tiempo, el mando del SAR en Gran Canaria estableció contacto con el mando de la base conjunta aeronaval de Rota y con el mando de la base americana de las Azores, quienes también desmintieron la noticia.

En la mañana del 11 de octubre, la prensa tinerfeña sorprendió a sus lectores con una nueva noticia referida al hallazgo del Fausto. Al amanecer del día 9, el carguero italiano Anna di Maio lo había encontrado a la deriva y con un cadáver a bordo, en avanzado estado de descomposición. Su posición en aquel momento era de 23º 03' N y 38º 30' W, distante unas 1.200 millas de La Palma y el mensaje fue comunicado a Radio Trieste y recogido en España por Entel.

El mensaje enviado decía:

"Hoy 9-10 a las 10.45 am GMT lat 23 grados 0 minutos Norte long 38 grados 30 minutos Oeste encontrado batel de pesca Fausto La Palma matrícula TE-2-1258 único marinero a bordo muerto de mucho tiempo ningún documento del Batel ni del marinero muerto stop 16,12 GMT remolcamos batel con destino a puerto Cabello Venezuela".

Ese mismo día, DIARIO DE AVISOS publica también la noticia en primera página, con titulares destacados:

El Fausto ha sido hallado

No hay supervivientes

Remolcado por el Anna di Maio llegará el martes a Puerto Cabello (Venezuela)

El capitán del Anna di Maio, Bruno di Magio, decidió remolcar el barco hasta Puerto Cabello, su primera escala en el viaje que hacía desde el Mediterráneo hacia el Pacífico. Sin embargo, resulta sorprendente que no comunicara el hallazgo a las autoridades venezolanas, pues un despacho de la Agencia Efe, fechado en Caracas, dice que hasta las 19,30 horas GMT de ese día, la Estación Permanente de Escucha y Salvamento de Venezuela no había recibido mensaje del mercante italiano, aunque, según algunas versiones, remolcaba al Fausto con la intención de dejarlo en Puerto Cabello. Ni las autoridades de la capitanía de puerto ni el cónsul de España en Caracas, señor Benavides, tenían conocimiento de la información, por lo que no podían reconocer su veracidad.

El 14 de octubre se recibió un nuevo telegrama enviado por el capitán del Anna di Maio, a través de Radio Roma, con el siguiente texto:

"Hoy a las 11,10 de las 63 GMT lat 19,15 N long 46,26W perdido batel de pesca Fausto por haberse ido a pique durante remolque stop entregaremos papeles descubiertos a bordo al cónsul español de Venezuela capital".

El envío de este telegrama puso de manifiesto algunas contradicciones sobre el asunto, pues en el primero se decía que no se había encontrado documentación alguna en el Fausto, mientras que en el segundo, el capitán afirma que los papeles encontrados serían entregados al representante consular español en Caracas.

Llegada a Puerto Cabello
A su llegada a Puerto Cabello, el capitán declaró a la Agencia Efe que el Fausto había sido localizado a las ocho de la mañana del 7 de octubre, en la posición citada, "parecía un barco fantasma, estaba totalmente abandonado". En el cuarto del motor estaba el cadáver de un hombre joven en avanzado estado de descomposición. El capitán precisó que a bordo no fue hallado libro de bitácora, diario o documento que permitiese conocer la suerte de los demás tripulantes.

Dos días después de iniciado el remolque del Fausto en aguas del Atlántico, el 9 de octubre, a las cinco de la mañana "nos dimos cuenta de que había desaparecido sin que pudiéramos hacer nada para recuperarlo", según explicó el capitán del Anna di Maio a los asombrados periodistas que habían acudido a Puerto Cabello con la esperanza de hacer fotografías del Fausto, en la creencia de que éste venía remolcado.

El segundo oficial del mercante italiano, Luciano Aseione, que fue quien descubrió el cadáver, dijo que a pesar de estar éste complemente desnudo y carecía de documentos personales que lo identificase, por unas cartas halladas a bordo se suponía que era Julio García Pino, tres de cuyos hermanos entonces residentes en Venezuela -Antonio, Juan y Pedro- acudieron a Puerto Cabello con la esperanza de sepultar sus restos. El capitán del buque entregó al delegado del consulado de España en la citada ciudad, señor Marichal, un sobre lacrado que contenía las cartas que había dejado el infortunado mecánico. Asimismo, el jefe de la Capitanía de Puerto Cabello, capitán Figallo, declaró a la Agencia Efe que las autoridades marítimas venezolanas realizarían una investigación de los hechos ocurridos en alta mar, teniendo en cuenta el informe del capitán del buque italiano Anna di Maio.

Treinta años después, el coronel Pedro González Gallego, que había sido uno de los jefes del SAR, recordaba aquellos azarosos días:

"La actuación en el mar más difícil y que más quebraderos de cabeza ha ocasionado a los hombres del SAR, fue la búsqueda, desgraciadamente infructuosa, del Fausto, que tantas páginas de prensa llenó", escribe Antonio Herrero en un articulo publicado en el periódico El Día, el 3 de enero de 1998. "Durante aquellos días se volcaron los hombres del SAR, con cientos de horas volando, se rastrearon muchos miles de kilómetros cuadrados, llegando al límite de nuestras posibilidades, hasta el caso que hubo tripulaciones que volaron once horas diarias, la mayoría lo hacían volando a pocos metros de la superficie, algo que resultó muy difícil resistir el agotamiento…".

La historia del Fausto sigue envuelta en la leyenda y en el misterio. En julio de 1998 la tragedia de los infortunados tripulantes y del barco en el que viajaban volvió a revivirse en algunos reportajes publicados en la prensa tinerfeña. Y en La Palma, sobre todo en Tazacorte, sigue siendo el episodio de un barco a la deriva en el Atlántico, la historia de un solitario navegante perdido envuelto en un secreto celosamente guardado en misteriosas singladuras.